Alfabetización ecológica y la zona lacustre de Cuitzeo

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Gerardo Herrera

Muchas personas, principalmente quienes viven en la zona lacustre del Lago de Cuitzeo, han visto por años el deterioro del cuerpo de agua, pese a que en ocasiones las lluvias le ayudan a recuperarse parcialmente.

No obstante, sería conveniente impulsar acciones de sensibilización, y de ecoconciencia para comprender las distintas crisis por las que atraviesa el Lago, consideramos que una de ellas, seria compartir entre la población  algunos elementos de alfabetización ecológica, posicionamiento teórico de Fritjof Capra.

Llevamos 20 años de este siglo XXI, la supervivencia de la humanidad depende de la comprensión y respeto por la naturaleza, por conocer la alfabetización ecológica, de la capacidad de los humanos de comprender los principios ecológicos y vivir en consecuencia en respeto a los derechos de la naturaleza, del medio ambiente y la biodiversidad.

Por ello, se requiere que conozcamos los principios básicos de la ecología: interdependencia, reciclaje, asociación, flexibilidad, diversidad y, como consecuencia nos permitirá generar la sostenibilidad.

En este sentido,  nos planteamos: qué es la alfabetización ecológica, para qué nos sirve?, será importante que nos alfabeticemos en temas de naturaleza, medio ambiente y biodiversidad?, en qué nos beneficia?, son preguntas que nos permiten reflexionar sobre el cómo restablecer la conexión con la vida, esto es, como reconstruir y mantener comunidades sostenibles en las que podamos satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones sin mermar las oportunidades de generaciones venideras, tal como se plantea en la Agenda 2030 y los Objetivos del desarrollo sostenido.

Para esta tarea de alfabetización debemos de conocer los ecosistemas, esas  comunidades sostenibles de plantas, animales y microorganismos; conocerlos nos permitirá alfabetizarnos en ecología, es decir ser eco alfabetos. La humanidad requiere de comprender los principios de organización de las comunidades ecológicas (ecosistemas) y utilizar dichos principios para crear comunidades humanas sostenibles. No es un planteamiento fuera de orden, es un planteamiento que requiere de mucho trabajo, de revisión de lo etnocéntrico y lo ecocéntrico, es decir de la vida y de la viabilidad de este mundo a partir de respetar los seres vivos y los elementos de la naturaleza, agua, luz, aire, tierra.

La humanidad debe orientar a  las comunidades, los grupos, las empresas, los sindicatos, las organizaciones, las áreas educativas, de negocios, de diseño de política pública, de tal suerte que esté presente todos aquellos principios de ecología, para hacer sostenible la viabilidad del mundo para esta humanidad y las generaciones que llegaran.

La teoría de los sistemas vivos provee de un marco conceptual para el establecimiento del vínculo entre comunidades ecológicas y humanas; hechos fundamentales para aprender de los sistemas vivos, para apropiarnos de esa compleja inteligencia que ha permitido por años que la naturaleza se mantenga y sea sostenida. Es necesario aprender ella, para nuestra sostenibilidad y el de más de siete mil quinientos millones de personas en el mundo.

Las reflexiones teóricas nos orientan en el sentido de comprender que tanto las comunidades ecológicas, como las comunidades sociales, son sistemas vivos que exhiben los mismos principios básicos de organización. Ambas son redes organizativamente cerradas, pero abiertas a los flujos de energía y recursos; sus estructuras se hallan determinadas por sus historiales de cambios estructurales; son inteligentes debido a las dimensiones cognitivas inherentes en los procesos de vida.

Por otro lado, existen, múltiples diferencias entre comunidades humanas y ecosistemas. En las comunidades ecológicas, no se da como en las comunidades humanas o sociales,  la autoconsciencia, el  lenguaje, la consciencia y la cultura, las libertades, las emociones, los sentimientos; tampoco se da  la justicia y la democracia, pero tampoco la codicia y la deshonestidad. Nada podemos aprender de los ecosistemas sobre estos valores y limitaciones humanos, porque ellos no se rigen por una ética, o una moral social, o bien una democracia. No obstante,  lo que sí podemos y debemos aprender de las comunidades ecológicas, es cómo vivir sosteniblemente.

Y es que las comunidades ecológica, durante más de  tres mil millones de años de evolución, en el planeta,  se han organizado sutil y complejamente para maximizar su sostenibilidad. Esta sabiduría de la naturaleza es la esencia de la alfabetización ecológica y es justamente lo que debería de conocer la humanidad.

Para la comprensión de los ecosistemas desde sus bases Basándonos en la comprensión de los ecosistemas como redes autopoiésicas y estructuras disipativas, podemos formular una serie de principios de organización identificables como básicos para la ecología que nos sirvan de líneas maestras para edificar comunidades humanas sostenibles.

Los principios de ecología–interdependencia, flujo cíclico de recursos, cooperación y asociación– son todos ellos aspectos distintos de un mismo patrón de organización. Es según este patrón que los ecosistemas se organizan para maximizar su sostenibilidad, a continuación expreso de manera ejecutiva cada uno de los elementos:

El primero de los elementos de los principios de autopoiésica y disipativa, es  la interdependencia; es decir todos los miembros de una comunidad ecológica se hallan interconectados en una vasta e intrincada red de relaciones, la trama de la vida. Sus propiedades esenciales y, su existencia se derivan de dichas relaciones.

Otro principio de la ecología es la naturaleza cíclica; como sistemas abiertos, todos los organismos de un ecosistema producen desechos, pero lo que es residuo para una especie constituye alimento para la otra, de modo que el sistema como un todo no produce desperdicios. Comunidades enteras de organismos han evolucionado de este modo a lo largo de miles de millones de años, usando y reciclando sin cesar las mismas moléculas de agua y minerales.

La asociación es otra de las características de las comunidades sostenibles en los sistemas vivos. “Los intercambios cíclicos de energía y recursos en un ecosistema se sostienen en una cooperación omnipresente”. “Efectivamente, hemos visto cómo desde la creación de las primeras células nucleadas hace más de dos mil millones de años la vida sobre la Tierra se ha desarrollado mediante combinaciones cada vez más complejas de cooperación y coevolución. La asociación –tendencia a asociarse, establecer vínculos, vivir unos dentro de otros y cooperar– es una de las características distintivas de la vida”.

Frente a las resistencias y perturbaciones, existen otros principios ecológicos, como la flexibilidad y la diversidad que capacitan a los ecosistemas para la supervivencia a las perturbaciones y para la adaptabilidad a condiciones cambiantes.

La flexibilidad de un ecosistema  tiende a restablecer el equilibrio del sistema cada vez que se produce una desviación de la norma, debido a condiciones cambiantes del medio externo. Veamos un ejemplo “si un verano muy caluroso produce un incremento en el crecimiento de las algas de un lago, mejorará el medio de los peces que se alimentan de dichas algas, con lo que tendrán mayor descendencia, que a su vez se alimentará de las algas, reduciendo su exceso. A medida que éstas disminuyen, empezará a escasear el alimento de los peces, descenderá su población y las algas podrán recuperarse. De este modo la perturbación original genera una fluctuación, que tiende a mantener el equilibrio entre peces y algas”.

Por otro lado, la diversidad en los ecosistemas está íntimamente vinculado a su estructura en red. “Un ecosistema diverso será también resistente, puesto que contendrá en su seno multiplicidad de especies con funciones ecológicas superpuestas, que pueden reemplazarse parcialmente”. Cuando una especie determinada es destruida por una severa perturbación, de modo que se rompe un vínculo de la red, un ecosistema diverso será capaz re reorganizarse y sobrevivir gracias a que otros vínculos de la red podrán, al menos parcialmente, realizar la función de la especie desaparecida.

Nunca será tarde para impulsar acciones que permitan conocer las dinámicas de los sistemas vivos y el cómo podemos cuidar de dichos sistemas. En este sentido recordemos que los sistemas vivos, son diferentes a los sistemas sociales, derivado de la existencia de un sistema de valores, principios y virtudes sociales que se tiene y que están montados sobre elementos de un modelo de subjetivación, a los que se refiere tanto Louis Althusser,  Michel Foucault, así como Judith Butler.