Sinopsis Política/Alfredo Ramírez crece en la preferencia ciudadana

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J. Salatiel Arroyo

De acuerdo a sondeos de opinión de empresas encuestadoras serias, el gobernador de Michoacán,
Alfredo Ramírez Bedolla, está creciendo. Según las mediciones de Mitofsky, Ramírez Bedolla está
mejorando en sus evaluaciones; porque, de acuerdo al trabajo de dicha empresa, se están
recomponiendo las cosas en el estado. Lo que se refleja al escalar una posición, mientras la
mayoría de los gobernadores del país han bajado. Alfredo de estar en 41.4 por ciento, subió a
43.7%.

A pesar de que Mitofsky es una empresa seria, resulta difícil creer que el gobierno de Michoacán
esté creciendo en la aceptación popular, aunque se trate de uno o dos puntos porcentuales y la
calificación general siga siendo reprobatoria (sólo el 43% a su favor). Menos certeza existe en
dichos datos, cuando a todos consta que, por ejemplo, la atención del gobierno a sus
contribuyentes (al electorado), sigue siendo pésima; que nada ha cambiado y cuando ha sucedido,
es para empeorar. Con prácticas propias de países en subdesarrollo o tercermundistas.

No obstante que el presidente de la república insista que en materia de salud pública ya casi
estamos al nivel de Dinamarca. Obviamente “los fifís” y quiénes tengan la posibilidad de recibir
atención médica en clínicas particulares, jamás acudirán a ser maltratados a un hospital público.
Ahí van por necesidad, al no tener otra opción, las personas más amadas por nuestro mandatario
nacional y a pesar de ello, del amor que el presidente les profesa, son tratados de manera
despótica, se les ultraja la dignidad de forma cruel.

Los pacientes y sus familiares no nada más se enfrentan a la escasez de medicinas, de especialistas
y atención amable, en ocasiones son tratados de manera inhumana, para algunos médicos y
enfermeras son sólo números, no personas con dolor y afligidas. Mientras las trabajadoras sociales
actúan más como custodias de un penal, que como orientadoras y dadoras de consuelo. De hecho,
en algunos hospitales públicos son más amables los policías que el personal médico y de trabajo
social.

Son tan ineptos la mayoría de los “servidores públicos” del gabinete del gobierno del estado, que
ni siquiera para arrebatar el dinero a los contribuyentes son buenos… además de despojarte de tu
patrimonio de manera “legal”, te ofenden… asumiendo una actitud arrogante, de amos y señores,
cuando se trata de empleados al servicio del estado, del cual tú ciudadano eres parte y sostienes
con tus impuestos, se trata pues de vividores de tus contribuciones, y ni así se desempeñan con
eficiencia. Gracias al bendito sindicalismos y al influyentismo que los mantiene ahí, sin devengar el
salario de manera óptima y cordial.

Hace unos días tuve la desdicha de padecer personalmente la ineficacia del burocratismo
michoacano, confirmando las múltiples versiones negativas al respecto.

Como en nuestro país tenemos que pagar por todo, a pesar de ser una de las naciones dónde más impuestos existen, me vi en la necesidad de ir a la oficina recaudadora de Rentas de Zitácuaro a pagar por un certificado de No Inhabilitación.

Llegué temprano (para los burócratas), a las 9:15 de la mañana, todavía no abrían las cajas. En una de ellas, ubicada frente a la puerta de acceso principal al público hay un letrero visible, que indica: “No se amontonen. Espera tu turno de la puerta para atrás!!! Gracias”.

Respetuoso de las indicaciones de la autoridad, me formé “de la puerta para atrás” y cuando las
cajas fuero abiertas al público, hubo personas que no respetaban el orden indicado, pasaban
directamente a las cajas y eran atendidos, mientras las personas respetuosas seguíamos
esperando que la fila avanzara. Había otras cajas, cuyos encargados desayunaban, tomaban café,
pagaban pedidos de comida o atendían al celular, pero nadie orientaba para que se acudieras a
alguna de ellas, ni te preguntaba qué trámite es el que realizarías. Sólo dejaban que esperaras tu
turno.

Una vez que me tocó llegar a la caja, la persona que ahí atiende dio media vuelta para ir a
preparase un café, mientras dialogaba con otra de sus compañeras de trabajo, dejando parado al
contribuyente en la ventanilla perdiendo el tiempo durante diez minutos, mientras ellas
dialogaban lo divertido que había sido el fin de semana. Cuando al fin fui atendido, me indicaron
que ahí no era donde debía pagar, que era en otra caja, de las que estaban desocupadas.

En ese momento y bajo las mismas circunstancias el ciudadano más ecuánime pierde el control al
verse agredido, reproché la razón por la cual no informan correctamente o ponen anuncios como
ese de que esperes tu turno atrás de la puerta, pero en este caso indicando el tipo de pagos que se
deben hacer en cada caja o una persona orientando en la fila, preguntando el trámite que se va a
realizar y canalizando al contribuyente a la caja respectiva, que se sienta algo de sensibilidad y
correspondencia con quienes van a dejar ahí su dinero, que contribuye a la manutención de esa
burocracia.

No es fácil abandonar la parcela, la tienda, el taxi, la oficina o la fábrica para ir a cumplir con tus
obligaciones fiscales. Desatender tu fuente de subsistencia para ir a dejar el dinero, poco o mucho,
pero que será utilizado –supuestamente- para que el gobierno lo administre a favor de la
población. Menos que, quiénes lo reciben no valoren ese esfuerzo, y al contario, te traten como si
te estuvieran haciendo el favor.

Más indignante resulta darse cuenta que el producto de tu esfuerzo se usa para que los
funcionarios se den la gran vida, adquiriendo camionetas de lujo, blindadas, distraer recursos
humanos de las corporaciones policiacas para alardear con ostentosos aparatos de seguridad, de
más de diez escoltas… todo a tus costillas y la de otros contribuyentes, metiendo a la nómina a
parásitos vividores que no tienen idea de lo que significa el servicio público. Mientras la clase
gobernada sobrevive en total indefensión, acosada por la inseguridad, la violencia y la recaudación
de impuestos, legales e informales.

En lo personal creo que ese no es el cambio por el que se votó y mientras la “trasformación” no se
convierta en realidad, empezando por respetar los derechos elementales del ser humano, como es
la dignidad, y hacer realidad las garantías esenciales, de seguridad social y pública, en lugar de
aceptar el terrorismo como práctica cotidiana y la ineptitud en el servicio público como una regla,
se estará distante para que el gobernante sea bien evaluado. No, al menos, por los ciudadanos
pensantes.