Horacio Erik Avilés Martínez*
Durante este siglo se ha comprobado que el sistema educativo michoacano es excluyente, inequitativo e ineficiente, un sistema en el que las niñas, los niños, adolescentes y jóvenes no logran los aprendizajes fundamentales que les permitan desenvolverse en la vida cotidiana, ni tampoco se les diagnostica al respecto, a pesar de que desde hace 3 años cundía la pandemia por COVID-19, siendo previsible desde entonces el escenario, lo cual señalamos en su momento y lamentablemente es fecha que no se conoce la situación estatal en la materia, ni en lo socioemocional ni en lo socioeconómico.
A pesar del golpe en aprendizaje que las y los estudiantes recibieron por el confinamiento por la pandemia que fue de casi dos años y del rezago en aprendizaje que se calcula entre dos y tres ciclos escolares, para 2023 prácticamente no se cuenta con programas que puedan revertir la situación.
Al respecto, en Michoacán iniciamos febrero con una noticia agridulce: la reactivación de las escuelas con jornada ampliada y alimentación escolar, coordinados por el Gobierno del Estado y el Sistema DIF, a escala estatal y municipal, lo cual representa un avance significativo respecto a la realidad que prevalece en otras entidades federativas. En nuestro estado se beneficiará a 63 mil estudiantes y a 698 planteles educativos, cifra que, si bien abona, luce aún muy débil respecto al millón 280 mil estudiantes y 13 mil escuelas que conforman el sistema educativo estatal.
Es decir, se apoya a una minoría de estudiantes y planteles respecto a la totalidad. Más aún, muchas de esas escuelas son ya planteles sumamente consolidados, con infraestructura, equipamiento, antigüedad y organización de la comunidad escolar, así como con personal docente, de asistencia y apoyo a la educación, así como directivo experimentado.
En contraste, las telesecundarias, los planteles multigrado y los esfuerzos educativos del CONAFE, entre otras modalidades educativas marginadas por el propio sistema, difícilmente recibían esta clase de apoyos. La diferencia muchas veces la constituye la capacidad de gestión de políticos y grupos organizados que impulsan la inserción de los planteles en programas como los de jornada ampliada y alimentación escolar, como fue hasta 2019 el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC) y a partir de 2020 La Escuela es Nuestra (LEEN).
Cuando se lanzó el programa La Escuela Es Nuestra, el cual, en su versión original, redujo dramáticamente la vivencia de derechos de la niñez y juventud. Fue necesaria una serie de acciones jurídicas emprendidas desde Aprender Primero, brazo jurídico de Mexicanos Primero para tales efectos, en aras de restituir los derechos a la jornada escolar ampliada y a la alimentación en los planteles educativos.
Ahora, en el relanzamiento local 2023 de este programa, las propias cifras que presenta la Secretaría de Educación en el Estado exhiben una reducción significativa, tanto en el número de planteles como en el universo de estudiantes que atienden.
De esta manera, ya se ve el impacto causado, a tres años de la desaparición de PETC y la aparición del aún incompleto programa LEEN, exacerbado por la confluencia de la pandemia por COVID-19 y los efectos del confinamiento, las crisis socioemocional y económica, que conllevaron un incremento histórico del abandono escolar.
El diagnóstico está puesto. Ahora bien, es momento de reconstruir lo necesario para que los planteles que ya contaban con ese beneficio para los estudiantes vuelvan a brindarlo. Paralelamente, que los que nunca lo tuvieron puedan participar en una convocatoria que les permita recibir estos recursos.
Recordemos que, los derechos humanos son irrenunciables y son progresivos. Ello gravita más en una entidad en la cual al menos 4 de cada 7 michoacanos viven en situación de pobreza y donde solamente 8 de cada 100 estudiantes que se inscriben a primero de primaria logran egresar de una carrera universitaria en tiempo y forma.
Es lamentable la cifra de 190 escuelas perdidas y 12 mil estudiantes en jornada ampliada y alimentación escolar después de tres años de vivir la iniquidad y la pandemia. Entonces, urge una estrategia para revertir el daño causado por la desaparición de PETC y las asimetrías de LEEN en lo local. Michoacán no tiene por qué padecer las consecuencias de malas decisiones federales.
Ya se han dado primeros pasos que han merecido nuestro reconocimiento pleno; es momento de redoblar esfuerzos para reconstruir lo siniestrado y para expandir los beneficios que brindan la alimentación escolar y la jornada ampliada a los estudiantes, para que sean mucho más del 7 por ciento quienes los reciban.
Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles
*Director general de Mexicanos Primero Capítulo Michoacán, A.C.