Sinopsis política/AMLO ¿Ignorante o perverso?

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J. Salatiel Arroyo Zamora

Las leyes, en cualquier parte del planeta, establecen formas de comportamiento que todos
debemos respetar, sin excepción. El objetivo de su aplicación es lograr una convivencia armoniosa
dentro de la sociedad, de ninguna manera la ley se impone con la finalidad de generar violencia,
sino de prevenirla y evitarla. Sería perverso si el Constituyente se hubiese fijado ese propósito.

Malévolos, más bien, son quienes actúan de manera negligente en su observancia y omisos en su
aplicación, generando con ello anarquía. Pues saben que en una sociedad en la que no se aplica la
ley, el “pueblo” podría hacer lo que quisiera sin las ataduras que significan el respeto a las normas,
empezarían por matar, robar, extorsionar y otras atrocidades sin castigo alguno, incitando a los
demás a hacer lo mismo, y finalmente la sociedad terminaría por desmoronarse… como está
sucediendo en nuestro país.

Se han dado diversas demostraciones que la política de “abrazos y no balazos” es un fracaso que
ha incrementado considerablemente el número de asesinatos, respecto a los gobiernos pasados.
Además, empieza a percibirse como un pretexto más para descartar perseguir a los cabecillas del
crimen organizado, contribuyendo a su fortaleza y expansión, cediéndoles incluso el control
político, económico y social en varios estados del país, particularmente los gobernados por
Morena. El poder del estado se encuentra menguado, consintiéndose sea tomado por las bandas
delincuenciales.

Antaño, el monopolio del poder político se concentraba en la figura del ejecutivo, incluido el
dominio sobre los poderes fácticos. Era el gobierno quien ordenada y controlaba a las mafias del
narcotráfico, asignándoles territorios e inspeccionando sus conductas, obligando respeto entre
ellas, especialmente a la sociedad, que se veía favorecida por esas “empresas generadoras y
distribuidoras de riqueza económica”. En la actualidad es evidente que el control del poder se ha
invertido, la supremacía la ejercen las bandas delictivas, que saquean patrimonios, provocan
terror, ahuyentan capitales e inhiben inversiones.

Reuniones como la llevada a cabo entre la presidenta municipal de Chilpancingo, Guerrero, con un
presunto cabecilla delincuencial, son comunes. Lo delicado, es que ya no sorprenden a nadie y
como sociedad nos estamos acostumbrando a ese desmoronamiento institucional. Más grave es la
respuesta del jefe del poder ejecutivo nacional, que exhorta a la gobernadora de dicha entidad se
avoque a la investigación de un caso que, por el fuero del hecho delictivo, compete directamente
a la Fiscalía General de la República (la misma gobernadora y sus cercanos deberían ser objeto
también de investigación). Es decir, el presidente de la república desconoce facultades
elementales de las instituciones que representa o, por conveniencia, simula ignorarlas.

Posterior a la declaración presidencial (en lugar de acción), la capital del estado de Guerrero se
hundió en mayor violencia y anarquía, se dispararon los asesinatos, en su mayoría de
transportistas, y cientos de personas bloquearon la ciudad, realizando actos vandálicos, generando
violencia y caos en la población. Mientras la Secretaria de Seguridad Pública y Protección
Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, fiel a la línea de su jefe, el presidente de México,
manifestaba que el gobierno federal tiene la instrucción de no caer en provocaciones, “ni
enfrentar la violencia con más violencia”, cuando el deber les exige aplicar la ley, precisamente
para evitar más actos de violencia, no para generarla. Pero ellos, los del gobierno, interpretan la
ley de acuerdo a sus conveniencias personales, caprichos y desvaríos psiquiátricos.

De López Obrador ya se conocían sus limitaciones intelectuales, las que en campaña se hacían
evidentes para los observadores. Él traía consigo un extenso guión, que a base de machacar
durante casi 18 años memorizó y difícilmente se apartaba de él durante sus arengas. Ese discurso
era el mismo donde quiera que se paraba, lo modificaba un poco de acuerdo al auditorio, pero en
esencia no cambiaba: combate a la corrupción, vender el avión presidencial, quitar pensión a los
ex presidentes, meter a la cárcel a los corruptos, que los narcos cambiarían las armas por tractores
desde el inicio de su sexenio, etc.

Él, difícilmente pensaba lo que decía, pues lo repetía de manera autómata. Hasta en las
entrevistas redundaba lo mismo que decía en los discursos, aunque no fuera lo que se le había
preguntado. No se atrevía a improvisar, seguramente aceptaba que su capacidad no daría para
más y podría comprometerse. En el presente, ante la seguridad le da el poder, se permite
ligerezas, bufonadas, para disfrazar sus limitaciones cognoscitivas. Pero, exponer pretextos
ridículos para evadir su obligación de establecer el imperio de la ley y aplicarla a quiénes la
ultrajan, no puede explicarse como un acto de ignorancia. Sí de perversión.

MORENA, IGUAL QUE TODOS, A VECES PEOR

Algunos gobernantes de Morena han sido reiterativos en afirmar que no son igual a ex
mandatarios de otros partidos, refiriéndose concretamente a los surgidos del PRI-PAN y PRD. Sin
embargo, en el ejercicio del poder que se les ha conferido, no sólo han demostrado que son lo
mismo, sino en ocasiones peores. Más cínicos, hipócritas e insaciables.

Precisamente la voracidad, la ambición descontrolada por los bienes ajenos y espacios públicos
para apoderarse de ellos, los vuelve serviles a gobernantes emergidos bajo las siglas de los odiados
partidos opositores (PRI-PAN-PRD), a los que rinden obediencia y sumisión, aprobando
irregularidades, cubriendo estafas (de las que también se benefician) y guardando silencio ante
posibles actos de corrupción.

Y no es necesario ir lejos, para darnos cuenta del silencio cómplice de los representantes
populares de Morena, cuando les toca convertirse en oposición, realizando trabajos
intrascendentes, permaneciendo en el comodino anonimato por su mediocridad.

REGIDORES QUE PERMANECEN EN LA HISTORIA DE ZITÁCUARO

En Zitácuaro se han tenido aguerridos regidores, que permanecen en la historia del municipio de
manera grata, por su entrega en la defensa de los intereses de la colectividad. Algunos, al ser
oposición eran mayoriteados en las sesiones, pero no se quedaron de brazos cruzados, acudieron
a otras instancias y hasta juicios políticos promovieron, algunas veces con éxito, otras no lograron
el objetivo, pero lo intentaron, aprendieron y conservaron el honor. Hubo incluso quienes por sus
ideales y rectitud perdieron la vida, como los perredistas Filemón Esquivel y Atanasio Barrera. Hoy
no arriesgan ni el puesto, que es irrenunciable.

Morena lleva ocho años siendo oposición en el municipio de Zitácuaro y a la fecha no se ha
identificado a un regidor o regidora de dicho partido que haya asumido una actitud vigilante,
escudriñadora, critica y denunciante, generadora de equilibrio ante las desviaciones y excesos del
poder, además de conducta seria y responsable como representantes de los intereses de la
población. Ya estando en la nómina y una vez negociando con los alcaldes, algunos no respetan
siquiera los intereses de sus partidos.

No obstante percibir buenos salarios (alrededor de 40 mil pesos mensuales), los representantes
populares del partido “incorruptible”, esos que son férreos seguidores de la “honestidad valiente”,
se olvidan de todo y de todos, menos de sus sueldos, ni de traficar con las influencias que los
cargos les dan.

Morena ha participado en tres campañas por la presidencia de Zitácuaro; la primera -2015-,
encabezada por Emma Rivera Camacho, enfrentando a Juan Carlos Orihuela Tello, abanderado del
PRI-PVEM; a Carlos Herrera Tello, del PRD-PT; José Alzati Cambrón, Nueva Alianza; y Austreberto
Macedo Negrete, Movimiento Ciudadano. La elección la ganó el PRD-PT, pero Morena logró
colocar a la nuera de la candidata a la presidencia como regidora, cuyo desempeño pasó
desapercibido.

La segunda elección de Morena -2018- a la alcaldía de Zitácuaro, la encabezó Rosa María Salinas
Téllez, que se enfrentó a Carlos Herrera Tello, del frente PRD-PAN y MC, perdiendo Morena en la
mesa de “negociaciones” con votación mínima, alrededor de 20 votos. Logrando la regiduría
plurinominal para Nely Berenice Bernal Martínez, hermana de la diputada local Mary Carmen
Bernal Martínez, que ahora participaba para diputada federal, e hija de la ex diputada federal
María del Carmen Martínez Santillán. La “alianza” entre la regidora Nely Berenice con el equipo
contrario, de Carlos Herrera, fue más que evidente. En ese ayuntamiento hubo otros regidores de
Morena que, por intrascendentes, sus nombres permanecen en el olvido.

En la actualidad Morena y el PT cuentan con más regidores que en administraciones pasadas, son
cuatro regidores de Morena y una del PT: María de Lourdes Bolaños García, Julio César Vaca
Camargo, Eréndira Flor Salas Corona, Guillermo Ernesto Ramírez Santa Ana y Tonanzin Sandoval
Pérez (PT). De estos, hay al menos dos que ya entregaron su “lealtad” al PRI-PAN y PRD, se
convirtieron en pro gobiernistas, pero no de gratis, además de recibir dinero en efectivo, han
metido a familiares cercanos a la nómina. Ni entre ellos se respetan, mucho menos se apoyan.
Uno de ellos, que hasta ahorita no ha sido sometido, pretendía ser quién contestara el segundo
informe de gobierno del presidente Ixtláhuac, pero en sesión de Cabildo sus mimos compañeros
votaron en su contra. Demostrando el nivel de descomposición y subordinación a los intereses de
quién gobierna, representando a la fecha al PRI-PAN y PRD.

Esas son las razones de que no exista investigación, observaciones, recomendaciones, criticas, ni
oposición a irregularidades, desde el Cabildo, a la administración municipal. Mientras los ingenuos
militantes, y algunos dirigentes, de Morena desconocen lo que está pasando y requieren la
opinión de ciudadanos ajenos al partido, respecto a la situación del gobierno municipal. Cuando
deberían exigir cuentas a los representantes populares que, gracias a sus imprudencias, hoy se
encuentran ocupando esos espacios.