Christián Gutiérrez Alonso
Los partidos políticos PAN y PRI y los políticos opositores al régimen obradorista dan la batalla (ficticia) para que no desaparezcan las instituciones construidas durante los regímenes políticos de Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto.
Esta “lucha” será en vano y ellos lo saben, por eso es ficticia. Ellas y ellos harían exactamente lo mismo que hoy hace Obrador y que se consumará con la 4T: desmontar el régimen viejo para implantar uno nuevo que sea afín a ellos.
En realidad, no tendría porque ser diferente. Los del PRI lo hicieron durante décadas y los del PAN terminaron apoyando estos regímenes priístas y aprovechándose del propio sistema político mexicano que también lo modificaron en dos sexenios y en sexenios en el D.F. lo modificaron los perredistas. En realidad, todos estos partidos políticos hicieron y modificaron el sistema político mexicano durante décadas con gobiernos federales, estatales y municipales.
La conquista, la retención y el acrecentamiento del poder así se juega y si no, vean el ejemplo del Alito Moreno en el PRI. El sabe que es momento de agazaparse porque su partido está más débil que nunca y lo hará, pero antes, hizo lo que muchos harían: se quedó con el volante de la nave, lo que significa que él y su grupúsculo serán los usufructuarios de los recursos económicos para el PRI y de las candidaturas en 2027, solo que deberán aguantar lo más posible a que lleguen los tiempos sin asomar demasiado la cabeza.
En resumidas cuentas: así se juega la política mexicana y el que no quiera ver fantasmas, que no salga de noche.
¿Y qué juega aquí la sociedad civil? Juega mucho, solo hay que hay que saber identificar los diversos tipos de sociedad civil que existen, porque la mayoría de ellos tienen ligas, intereses y hasta negocios con los jerarcas de los partidos políticos. En México, buena parte de la sociedad civil juega a conservar el régimen político que le conviene porque se sienten cómodos, bien sea para hacer negocios, tener poder, conseguir empleos, tener canonjías y mantenerse en redes con relaciones de poder.
Y aquí me refiero a los grupos de la sociedad civil que están involucrados con todos los partidos políticos y no solo con los del PAN, PRI y el muerto PRD.
Lo que pasará ahora es que emergerá una sociedad civil mucho más afín a Morena y a sus partidos satélite Pvem y PT, pero tendrán los mismos intereses económicos y políticos que los grupos disfrazados de sociedad civil afines a los azules, rojos y amarillos.
Por supuesto que no todos los grupos de la sociedad civil están disfrazados. Desde luego que sí hay grupos de la sociedad civil que no tienen su base oculta en alguno de los partidos políticos, y claro que hay ciudadanos que viven de su esfuerzo, talante y cumpliendo con el estado de derecho y sin ocupar “la ayudadita” desde adentro del régimen político.
Para que las cosas cambien en México, se necesita una renovación en los valores de la clase política, lo cual se ve muy complicado. No es un tema de edades, porque muchos políticos jóvenes de hoy, tienen los mismos intereses torcidos de muchos políticos viejos de ayer.
Pero además de la renovación hacia buenos valores en la clase política, se necesitan cambios legales de fondo que podrían hacer un poco más dinámico y democrático al sistema político mexicano.
Por ejemplo: la segunda vuelta electoral para la Presidencia de la República y las gubernaturas valdría mucho la pena.
Con esta figura, se tendrían que afinar mucho más los partidos y los políticos en México y ese cambio podría resultar a favor de la sociedad y no de la clase política gobernante encumbrada.
*El autor es consultor y capacitador, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.