J. Salatiel Arroyo Zamora
El domingo primero de septiembre tomaron posesión de sus cargos los gobiernos municipales del estado de Michoacán. Aunque, nos hemos acostumbrado que la figura del presidente es la principal, la legislación establece que las decisiones y acuerdos en Cabildo, son de manera colegiada, donde el presidente sólo tiene voto de calidad en caso de empate; sin embargo, los integrantes del cuerpo edilicio permiten que el ejecutivo municipal haga y deshaga a su antojo y en ocasiones a capricho. Siendo ese el primer reto al que se enfrentarán los gobernantes: el control de la arrogancia y el centralismo del poder, que seducen al más templado, terminando por extraviarlos y hundirlos.
Otra “debilidad”, en los integrantes de los ayuntamientos, es la excedida avidez por la comodidad sin esfuerzo, el ingreso inmerecido de dinero ajeno, lucrar con la representación ciudadana para acceder a privilegios y realizar negocios, a cambio de someterse a las decisiones incorrectas del munícipe, cuya fortaleza principal radica en el manejo y administración de las finanzas públicas, que utiliza para embelesar, manipular y dominar a sus compañeros en Cabildo, particularmente a los escasos de valores y ausentes de convicciones firmes.
Respecto a los gobiernos municipales que llegan y los que se van, tenemos algunos casos contradictorios, pero que ejemplifican y describen la realidad que se padece, de crisis de valores. Además, como llegan los alcaldes con magnificas intenciones y como se pierden en el camino, degradándose o mostrándose cual son, personajes vulgares, arrogantes y prepotentes.
Uno de los casos lo representó el presidente municipal Independiente de Uruapan, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, que, con congruencia, ha demostrado porque los ciudadanos de ese municipio confían en él y le han reiterado el sufragio. Es el mismo al que, siendo Diputado Federal por Morena le violentaron el fuero, fue perseguido, hostigado, golpeado y detenido por la Guardia Civil de Michoacán, cuando defendió a una mujer y a su pequeña hija que estaban siendo extorsionadas por elementos de la citada corporación, el pasado 25 de noviembre (2023).
Dos días después de tomar posesión como presidente de Uruapan, Manzo Rodríguez reunió a los elementos de Seguridad Pública y vialidad (tránsito) del municipio, para “leerles la cartilla”. Para empezar, aceptó el desprestigió que pesa sobre la corporación, cuyos mandos y ex gobernantes se han dedicado a robar, en lugar de servir a la sociedad y les advirtió que quienes pretendan permanecer como elementos policiacos y de tránsito deberán conducirse con honestidad, valor y principios, ya que Uruapan está catalogada como una de las ciudades más inseguras del país.
Así mismo les advirtió que serán dados de baja todos aquellos elementos que anden encapuchados y quienes abusen de la ciudadanía, y si andan en malos pasos, se les aplicará todo el rigor de la ley. Pero, sobre todo, no tolerará nexos con ninguna organización criminal, pues hay elementos que se han convertido en parte del crimen organizado. Ahora se les dará de baja y serán puestos a disposición de las autoridades competentes.
Cuántos michoacanos quisiéramos escuchar mensajes parecidos de nuestros presidentes municipales, pero además ver que los conviertan en hechos. Que se paren frente a los elementos policiacos y en su cara les digan lo que son, muchos de ellos abusivos, ladrones y delincuentes al servicio del crimen organizado. Pero en lugar de encararlos, los andan alcahueteando y utilizan en misiones, acciones y tareas ajenas a sus funciones.
El alcalde de Uruapan ha iniciado su gobierno como los ciudadanos quisiéramos que lo hicieran la mayoría de presidentes municipales, aceptando la crisis en materia de seguridad, encarando a los responsables de brindarla y advirtiendo con aplicarles la ley, si no se conducen con eficiencia, honestidad y trasparencia. A pesar de haber sido amenazado con perjudicar a su familia, concretamente a su pequeño, menor a los dos años de edad. Pero, obviamente sabia a lo que se enfrentaba desde antes de ser candidato y asumió el reto, reiterando la congruencia que le ha caracterizado hasta hoy.
La contraparte del presidente independiente de Uruapan, son la mayoría de los alcaldes en el estado: los que llegan por primera vez, los reelectos y quiénes se van. En este último caso se encuentra la presidenta saliente, o ex alcaldesa, de Tocumbo… de Morena, para no variar. Quién, se despidió del cargo cantando en el palacio municipal un narco corrido, coreada y vitoreada por sus colaboradores. Acto que fue considerado como una amenaza a los integrantes de la administración entrante.
En un video se observa a la ex presidenta municipal cantar un narco corrido de “Los Inquietos del Norte”, que se llama “Vamos a darle con todo”, y en alguna de sus estrofas dice: “Chinguen, chinguen a toda su madre, hijos de su puta madre, que en cuánto los mire, los voy a chingar. No andamos con chingaderas, recen para que no los halle, porque si los hallo los voy a chingar”.
Que nuestros políticos se contagien de alegría, rencor, nostalgia o frustración ante la derrota, no resulta extraño, somos humanos con debilidades y fortalezas, y cada quien expone o expulsa sus sentimientos como mejor le plazca. Pero que lo haga un ciudadano o ciudadana que se supone honorable y ejemplo a seguir para los demás, si resulta sorprendente. Más si lo lleva a cabo en las propias instalaciones del palacio municipal y de esa forma. Sobre todo, por las circunstancias del submundo que ensalza a la criminalidad, que reflejaría identidad con ella.
Otro que también iniciaría su administración con una acción casi épica, por la censura que existe a la crítica u observación a las autoridades gubernamentales, es el alcalde de Tuxpan, David López Flores, quien públicamente ha denunciado las condiciones de desvalijamiento del parque vehicular y algunas deudas “heredadas” por el gobierno de Carlos Paredes. Ojalá, por el bien del municipio y suyo propio, continue escudriñando y auditando al gobierno pasado, así como al que preside, para que sus colaboradores eviten la tentación de desviarse del camino. Algo parecido está sucediendo en Maravatío, donde el ex alcalde Jaime Hinojosa estaría siendo sometido también a la investigación de su gobierno.
Respecto al municipio de Zitácuaro, los ciudadanos que asistieron a las urnas votaron mayoritariamente para seguir igual. Así que no esperemos cambios sustanciales en el rumbo del gobierno y sus resultados. Luego entonces, el destino de los zitacuarenses no se vislumbra nada halagüeño, seguirá el crecimiento del comercio informal, ante la ausencia de oportunidades de trabajo, no obstante que se prometió seríamos “la nueva capital económica de Michoacán”. Si para ser demagogos, no se necesita mucho esfuerzo, solo buena retórica y habilidad para engañar incautos.
En nuestra ciudad continuará la anarquía con el transporte público en el centro y por el rumbo de la central de autobuses, la invasión de espacios públicos destinados al esparcimiento, la ocupación de calles y banquetas, parches en lugar de obras de impacto social, la simulación y locuacidad como acciones prioritarias de “gobierno”. Aun cuando se intente “innovar” acciones de gobierno, convocando públicamente para la selección de algunos funcionarios. Finalmente, los que deciden son los mismos, incluidos quienes lo hacen desde oficinas alternas.
Desafortunadamente, para los ciudadanos, no se cuenta con una representación real en Cabildo, menos con una oposición honesta, seria y responsable, que inspire confianza y pugne por la generación de equilibrios ante la concentración de poder y los excesos. La mayoría son y seguirán siendo charlatanes acomodaticios en busca de engrosar sus cuentas bancarias e incrementar su patrimonio, al precio que sea, incluido el meretricio de la dignidad.
Se están extinguiendo los valores y Regidores que asuman su compromiso de representantes populares. Los últimos que recuerdo, en la historia reciente de Zitácuaro, son: Salvador Alanís Boyso, Rodolfo Velázquez Araujo, Gerardo Correa, Irma Ramírez del Valle, Maricela Martínez Cortés… tal vez omita algunos, pero ellos, siendo oposición minoritaria en Cabildo, no se intimidaron ante la “aplanadora”, ni los mayoriteos, acudieron a las leyes, promovieron juicios políticos y obligaron a la transparencia y rendición de cuentas. Hoy prefieren la comodidad, los privilegios, negocios, “aviadurías”, gestión con propósitos electoreros y otros favores personales.