Algunas lecciones de las elecciones

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Por: Blanca Piña

Es inapelable que Morena y el Movimiento de la Cuarta Transformación obtuvieron un
triunfo histórico en las elecciones del pasado 1 de junio. Mas de 35 millones de votos que
permiten mantener la Presidencia de la República y garantizar la mayoría calificada, es decir,
las dos terceras partes en la Cámara de Diputados y en el Senado de la Republica. Tras esta
contundente victoria en las urnas es importante preguntarse: ¿Cuáles son las lecciones
políticas que dejó el proceso electoral?

La primera es que el programa de gobierno basado en una propuesta del bienestar del pueblo
que rechace las políticas neoliberales mantiene una gran aprobación social. La mayoría del
pueblo aprueba el fortalecimiento, la renacionalización o recuperación de empresas
estratégicas para el país como PEMEX, CFE y Mexicana de Aviación. También se demostró
que la esencia del obradorismo, es el combate al neoliberalismo y su política privatizadora,
anti laboral, que fue dejándonos sin derechos, la cual, fue rechazada en las urnas por millones
de mexicanos que durante cuatro décadas sufrieron por los bajos salarios, los recortes al
sistema de salud y la educación, etc.

Se evidenció así que los sectores populares están de acuerdo con las políticas de
redistribución de la riqueza por medio de los programas sociales, el pago de impuestos de las
élites económicas y el incremento del salario mínimo. De esta forma, los votantes rechazaron
el discurso y la propuesta construida por los gobiernos del PAN y del PRI, el cual giraba en
torno a justificar los privilegios de la alta burocracia política y los oligarcas.

Segundo, se mostró claramente que es mentira que el país esté dividido políticamente, tal
como lo repitieron los voceros de las fuerzas neoliberales y conservadoras. Claudia
Sheinbaum ganó en 31 de las 32 entidades federativas, y si bien es cierto que el voto de los
centros urbanos es más heterogéneo, esto no desmiente que en el país, los votantes,
mantengan una gran simpatía ideológica con el obradorismo y apelen por su continuidad. De
esta forma, el movimiento de la 4T demuestra que sí representa un proyecto de unidad
nacional entorno a principios de carácter netamente social, como priorizar a los pobres del
campo y la ciudad, el combate a la corrupción o la recuperación de la soberanía energética y
la decencia política.

Tercero, la aplastante derrota visibilizó, por enésima ocasión, el carácter reaccionario,
clasista, elitista, racista y discriminador de las fuerzas de derecha del país. Ante su frustración
por la segunda derrota ante una fuerza popular, no solo se presentaron como realmente son,
también, mostraron lo que aspiran y extrañan: un país donde sus privilegios y acumulación
de sus fortunas privadas se impongan, bajo el cobijo del poder político, por encima de las
necesidades de las mayorías o incluso por encima de las leyes.


Cuarto. Sin embargo, no todo es éxito y festejo, sobre todo en Michoacán. En un esfuerzo de
autocrítica, necesaria para seguir avanzando, es evidente que se obtuvieron pequeñas pero
importantes derrotas. No se logró recuperar el gobierno de la capital del estado, se perdió
Uruapan y Zamora, y esto porque no se escuchó a las bases del movimiento. Se impusieron
candidatos ajenos a los sentires del morenísmo y se excluyeron a militantes de la posibilidad
de acceder a las candidaturas, esto impactó de forma negativa en la votación. Por lo cual, es
necesario escuchar a la militancia de base y mantener una política que permita la
participación de distintas fuerzas que conforman el movimiento.

Finalmente, el pueblo ratificó la confianza a MORENA y a la 4T, porque esperan que el
proceso de transformación se profundice, y en la medida que estas expectativas se mantengan,
nuestro movimiento podrá mantener la hegemonía política en las urnas y con ello, la
posibilidad de no dejar inconclusas las aspiraciones de millones que luchan y desean un país
mas justo y verdaderamente democrático.