Con ofrenda de 13 mil niños y adolescentes muertos en México, reciben a Xóchitl en Morelia

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Sergio Cortés Eslava

Morelia, Mich., 21 de abril de 2024.- Literal, en medio de miles de zapatos de niños y adolescentes como símbolo de los más de 13 mil que han sido asesinados en México en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Xóchitl Gálvez escuchó de Karla, una activista social, el drama que vive el país por la violencia causada por el crimen organizado.

La candidata de Fuerza y Corazón Por México, llegó a las 7:30 de la mañana a la Plaza Morelos, a la Plaza del Caballito, ya con una alfombra impresionante de miles de pares de zapatos, tenis, botitas, de niños y niñas, que hoy simbolizaron a los que ya no están, que han sido asesinados o ejecutados en este gobierno que ya casi se va.

Xóchitl llegó a la Plaza con el semblante serio, no era para menos, sin tanto protocolo de seguridad, muy discreto y se internó dentro de la alfombra de zapatos hasta llegar a un pequeño templete, donde escuchó a Karla, que a nombre de los padres que han perdido a un hijo, a una hija, habló de la tragedia que viven ellos, de la tragedia que vive el país todos los días.

Habló, Karla, de lo que a su juicio, “nos ha quitado este gobierno, insensible a lo que pasa en México».

En ningún momento hubo aplausos, no había razón; eso sí, hubo tristeza, dolor, coraje, hasta miedo.

Ya con el micrófono en la mano, Xóchitl dijo que la muerte de tantos niños, el asesinato de ellos, no se visibiliza, pero cuando “bajé a esta Plaza y vi de manera simbólica tantos pares de zapatos, uno dimensiona esta tragedia y te imaginas el dolor de miles de familias en México que hoy se encuentran quebradas, devastadas”.

“Prácticamente en todos los estados he podido abrazar a madres buscadoras. Hoy me tocó abrazar a una madre que perdió a su esposo y dos años después a su hijo, dos desaparecidos en una misma familia”, dijo a los presentes.

“Cuando digo que lo que más amo en la vida es a mis hijos, es cierto porque para una madre no hay amor más grande que el que puedes sentir por tus hijos y si te pones

en los zapatos de una mamá cuyo hijo o hija ha desaparecido o ha sido asesinado, es una cosa de empatía porque realmente nos puede pasar a cualquiera; hoy prácticamente nadie está seguro”, discursó la senadora con licencia. 

Y siguió: “Uno de los mayores peligros que vive México, es que se normalice la violencia, que nos acostumbremos a la violencia, que los medios de comunicación dejen de sacar esas noticias que por dolorosas que sean, no nos podemos acostumbrar a que asesinen a un niño o a una niña”.

“Hoy venimos a sentir ese dolor, a compartir ese dolor para que el sufrimiento por tantas vidas rotas jamás nos resulte indiferente, que este dolor sea semilla de justicia, que este dolor sea un antídoto contra el olvido, que este dolor nos convoque a trabajar por un México donde ningún niño o niña pierda la vida en un acto de violencia”, agregó.

También dijo que un político que deja de sentir amor, se vuelve un político insensible, como este gobierno que no le conmueve que al día de hoy no hayan recibido un solo peso los refugios para familias que sufren violencia, refugios donde no solo van mujeres violentadas, sino van mujeres con sus hijos violentados y muchas veces esas mujeres son asesinadas por no haber tenido un refugio a tiempo.

“Que quede claro, la primera infancia es vital, ahí es a donde se define el destino de un niño. Cuando hablamos del derecho humano a la vida, pues es el tema más más importante, ojalá el Presidente de la República pudiera venir y reflexionar sobre el tema de seguridad”, dijo.

“Yo hago un compromiso aquí frente a las madres buscadoras, de entrada, nos vamos a hacer cargo de los niños, de los hijos que desaparecieron o de las hijas que desaparecieron, estamos hablando de miles de niños huérfanos, 250 mil niños huérfanos por el COVID, ¿quién ha hablado de ellos? Nadie”, apuntó. 

Fue un momento conmovedor y al final, a Xóchitl se le quebró la voz y un abrazo largo con Karla, la activista, sirvió para destensar ese momento, donde las lágrimas también asomaron.