Habitantes de Infonavit La Colina, secuestrados en sus domicilios: alcohol, drogas, prostitución

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Morelia, Mich., 9 de mayo de 2022.- La unidad habitacional Infonavit La Colina fue una opción viable para dotar de vivienda a una base trabajadora pujante y en crecimiento constante; su extensión territorial le permite contar con espacios deportivos, áreas comerciales, templos y muchas áreas verdes. Sin embargo, el esplendor se esfumó para dar paso a la era del terror.

Don T explica: (omite el nombre por temor a represalias y cuya identidad este medio se reserva) Este muchacho (Juan Carlos C.), emigró a los Estados Unidos buscando un mejor futuro vivían modestamente, su mamá, donde ahora está la dizque tienda de abarrotes (El Primo), vendía tortillas de comal para sostenerse.

El negocio que refiere don T se ubica en la casa marcada con el número 69 del Andador Calcopirita, aunque su acceso está directamente sobre la calle Turqueza de la misma demarcación prosigue con su relato don T, hasta que comenzó a vender micheladas, entonces todo se complicó, el tipo de clientes que llegó a frecuentar la zona no es la gente que uno invitaría a su casa a una fiesta o de visita.

Una cosa lleva a la otra y con la gente que venía a tomar cerveza llegaron los fumadores de mariguana y otras cosas, es un secreto a voces, lo puede ver quien quiera que se acerque al rumbo, pues son años de soportar lo mismo, explicó amargamente don T.

Don P, otro habitante afectado, narra cómo enfrenta él y su familia esta situación tan hostil para niños, adolescentes y adultos.

Se supone que es una tienda de abarrotes, aunque no venden lo que una tienda de abarrotes ofrece a sus clientes, predomina la botana y las bebidas, también tiene maquinas traga monedas y video juegos y ahora un antro.

De vender micheladas, chile piquín con hielo y cerveza, explica, ahora ofrece bebidas embriagantes, ni siquiera se oculta, al contrario, se exhibe, a cualquier hora puede conseguir un trago qué beber, el área de estacionamiento se satura con gente de otros lados que invade y ya ebrios o drogados se ponen agresivos.

Ahora las cosas se pusieron peor, dice, pues el dueño de la tienda (Juan Carlos), compró un departamento junto a su casa y a la tienda (con acceso por Andador Zircón 72), pero no la usa como casa habitación, montó una cantina que usa hasta horas de la noche haciendo escándalo.

A pregunta expresa de por qué no han presentado una queja formal antes el ayuntamiento o quién corresponda, don P baja la mirada y responde:

“Hemos hablado a la autoridad, vienen, los ven y se retiran, no hacen nada, Juan Carlos dice fuerte y quedito que se la pelamos (sic), pues él está protegido por dios y por el diablo. Nadie lo quiere, su casa está sobre el Andador Calcopirita (69) y la cantina en Andador Zircón (72), en ambos lados ha tenido problemas”.

Intentamos hablar con gente en ambos Andadores, y sí, hay mucho miedo de decir, explicar, no obstante estar viviendo esta problemática, es muy violento, dicen, refiriéndose a Juan Carlos y uno sigue viviendo aquí, ni modo de salirnos de nuestra casa.

Habrá quien pida que uno pruebe lo que dice, es fácil, desde las 9 de la mañana hasta la medianoche los invito a darse una vuelta, es más, entren y prueben las bebidas, acaba de abrir, por supuesto, de manera ilegal un negocio de comida. Ahí están los datos para quien quiera venir y comprobar.

Recién acomodó un puesto de metal donde vaya usted a saber en qué condiciones, no hay agua corriente y por lo que se aprecia, ni la más mínima condición de higiene, expenden botanas y alcohol, ya no micheladas, alcohol.

El señor L. es enfático, obviamente cuenta con la protección de funcionarios del municipio, de lo contrario no fuera tan temerario y no es de ahora, desde siempre, pues violando cualquier reglamento municipal y estatal.

Si hubiera alguien en el municipio con un mínimo porcentaje de querer hacer bien las cosas, le revocaban la licencia y lo pusieran a reponer el trámite de apertura, a ver cuántos de nosotros, habitantes y vecinos le otorgamos la firma de aval que pide el reglamento. Agregó antes de despedirse el señor L.

¿La encargada del orden? ¿hay encargada del orden en La Colina? La señora Maribel no se mueve si Juan Carlos Barragán, ahora diputado local, no se lo ordena, hay un grupo de WhatsApp de habitantes de la unidad y ahí intentamos llamar su atención para que se involucre, pero es inútil.

Sus clientes llegan en sus coches con sonidos a muy alto volumen y ni la tele puede uno ver.

Que se sepa, argumenta, la señora M, quien también se suma a esta denuncia pública, el remolque que puso ahí desde donde venden alcohol y comida, debe de contar con un permiso. Estamos conscientes, agregó, que tenemos que llevar a las instancias legales nuestra inconformidad, por mucho que amenace y palabree el fulano (Juan Carlos), ni modo que nos mande golpear o desaparecer a todos los vecinos de Calcopirita y Zircón.

Los únicos que no se han dado la vuelta a Infonavit La Colina son Adolfo Valdespino Silva, director de Inspección y Vigilancia y su jefe inmediato, Yenkel Alfredo Benítez Silva, secretario del ayuntamiento. A la mejor esperan a que haya una desgracia, muertos, una balacera.

Es real, basta con pararse en el lugar para comprobar su dicho, no hay calumnia ni difamación, en cinco días que acudimos a verificar y buscar con quien hablar pudimos darnos cuenta que es cierto, opera un antro de manera clandestina que contamina visual y con emisiones de ruido de tal suerte que los vecinos tienen que soportar esta situación hasta que alguien este dispuesto a aplicar la norma.