Morelia, Mich.- En punto de las 17:00 horas, en la avenida o calzada San Diego, comenzó la concentración de cientos de personas para exigir justicia por el asesinato de Jessica González, joven moreliana de 21 años cuya desaparición primero, provocó el inicio del movimiento social que se agigantó con el hallazgo de su cuerpo el vienes pasado en la zona rural del sur de Morelia.
A la concentración acudieron mujeres, hombres, personas mayores y niños con sus padres para exigir un alto a la violencia femicida.
Ya concentradas al menos tres mil personas, la marcha salió a las 17:20 horas de la Calzada Fray Antonio de San Miguel con destino al Centro Histórico.
Así, la avenida Madero se vio rápidamente bloqueada y en la primera cuadra, a la altura del Jardín Villalongín, ocurripó el primer incidente cuando el conductor de una camioneta trató de cruzar la calle sin importar el contingente, lo que provocó la ira de las mujeres que comenzaron a agredir verbalmente al conductor que también respondió a mentadas de madre hasta que lo dejaron pasar.
Más adelante en medio de las arengas y gritos contra el gobierno, un grupo d emujeres con el rostro cubierto, comenzaron a hacer pintas y pegar fotografías de Diego, con la leyenda «se busca feminicida». Además quebraron cristales en algunos edificios al grito de «¡Fuimos todas!».
Ya para las 18:00 horas la mayor parte del contingente llegaba al primer cuadro de la ciudad y a la voz de «¡Jessica, hermana, aquí está tu manada!», rompieron algunos cristales en el Congreso del Estado, algunos comercios como la Farmacia del Ahorro y otros más que nada tenían que ver con los hechos.
Fue ahí cuando también comenzaron a agredir a los reporteros, camarógrafos y fotógrafos que trataban de registrar los hechos más cuando las mujeres comenzaron a romper cristales de los ventanales de Palacio de Gobierno y trataron de prender fuego a la puerta principal del histórico edificio, pero fue impedido por un grupo de antimotines que se desplegó a lo largo del Palacio.
La llegada de los granaderos solo provocó la ira de las manifestantes que comenzaron a pintar los escudos de los uniformados mientras ellos permanecían impávidos y inmutables a los gritos, patadas y agresiones.
«¡Así la hubieran buscado, culeros!», les gritaron a los antimotines como argumento a las agresiones femeninas.
Al finalizar la protesta, algunos familiares de Jessica se apersonaron frente a Palacio de Gobierno para agradecer las muestras de apoyo ante la tragedia.
Por parte de los colectivos, el posicionamiento fue en torno a exigir justicia no sólo para Jessica, sino para todas las mujeres y niñas violentadas, que «no tenemos miedo» y que nuestra lucha es contra el sistema patriarcal. Exigieron a las autoridades generar condiciones reales para una libre de violencia.