Salvador Hurtado
A mi madre Amada: “Tus valores y enseñanzas viven en mí y te hacen inmortal”. “Pasaste por mi vida como un estrella fugaz, pero su brillo vivirá siempre en mi corazón”. “Nos separó la muerte, pero el amor nos mantiene unidos”. “Quererte fue fácil, pero olvidarte será imposible”. Hasta luego Mamá.
Haciendo un repaso de la historia en las culturas nuestras, los nativos consideraban a la muerte como el paso a seguir hacia una nueva vida y fue hasta la llegada de los españoles que entre otras cosas trajeron consigo los nuevos dogmas con respecto a la vida y la muerte. La muerte producía terror, pues en el juicio final los justos recibirían su recompensa y los pecadores su castigo… Y lo difícil sera no contarse dentro de los pecadores.
Sus tradiciones culturales se han seguido conservando gracias a la fe, a la religiosidad y al fervor de su gente, las cuales se han transmitido de generación en generación a pesar de que estas tradiciones están en peligro de desvirtuarse debido a la influencia y mezcla con otras costumbres ajenas. También de alguna religión que califica como pagana la conmemoración de nuestros muertos. Sin tomar en consideración que “las etiquetas religiosas que se muestran en la mente, no hacen más bueno al ser humano, sino son y serán sus hechos”.
Como no recordar aquel domingo11 de noviembre del 2002 cuando mi madre partió de este plano terrenal, fueron momentos dificultosos al aceptar su desaparición física, pero mas doloroso fue despedir a ese ser tan amado y tan especial, por la simple y sencilla razón de que volaría de forma definitiva hasta el final del arcoíris, y a partir de ese terrible día, ya no podría abrazar y besar sus mejillas, me resistía el aceptar que una mujer tan importante en mi vida que fue madre y padre de mis hermanos y de mí, no verla ha sido muy doloroso. Mis hermanos yo, estamos muy agradecidos con nuestro padre celestial por habernos designado como madre y padre a esa bella mujer que gracias a su trabajo y sacrificio nos formó personas de bien, con principios, educación y responsabilidad.
Otras pérdidas en la familia, de un proceso espinoso y de dolor también para poder asimilar, fueron los fallecimientos con la partida al mismo lugar que mi madre, al final del arcoíris, el de Don Daniel mi suegro, hemos tenido que hacer de los momentos, por su memoria, convertirlos en momentos de regocijo, consciente y agradecido por todos los años que fueron de grata convivencia, amor y respeto. Sol lo añora a través de la canción que tanto le gustara; “Las casas de cartón que interpretan originalmente y de forma magistral el “grupo comanche” de la republica del salvador.
Gratos recuerdo también con don Armando Abuelo de mis nietas Vanessa y Sofía; un hombre al que conocí y traté, interesantes charlas sostuvimos, más de alguna ocasión expreso el amor que le tenía a su familia, orgulloso de sus hijos y nietos, dejo un legado que para ellos siempre ha de perdurar en sus corazones. Un abrazo A Diana y a David, que sin agravar a otros de la familia, le han querido bastante.
De igual forma saludo hasta el final del arcoíris a Don Esteban abuelo de mis nietos Jaqui y Oscar, para la familia Hernández fue triste la pérdida de ese ser tan querido con el cual tuve largas charlas de afecto. Sé cuánto lo quiso su familia y gentes de Santa Teresa en Guanajuato. Su memoria seguirá viva en muchos corazones, fue, un hombre emprendedor, responsable y amoroso.
El más reciente de todos y que aún no supero, fue el de mi tío Miguel, hermano más chico de mi madre y casualmente el único que quedaba en este plano de los hermanos Díaz Duran. “Tío querido, hace poco más de un año que te fuiste y siento, perdí una parte de mi corazón, extrañare tus recomendaciones, el consuelo que me brindabas, tus llamadas, tus risas, tus reprimendas y tu confianza, un abrazo hasta atrás del arcoíris desde lo más profundo de mi corazón”.
Un recuerdo también hasta el cielo me merecen mis queridos abuelos por parte de mi madre; Ángela y Bartolo, igual de parte paterna a mi sufrida y querida abuela Carmen, a Mamá Socorro (hermana de mi madre) que tanto quise por las muestras de cariño que recibí de su parte y también para su esposo el tío José.
No dejare pasar desapercibido el dedicar unas palabras a mis ángeles peludos que fueron importantes en la familia: Para Simba, Nala, Kiara, León y Camilo, Su amor dejo una huella imborrable en nuestras vidas, su memoria estará siempre en cada rincón de nuestro hogar y en nuestros corazones. De manera especial para el León, porque nos entendimos de maravilla, relajeábamos a solas y aunque no se crea reíamos juntos. Cuanto te llore hermano. Todos son unas estrellas en el firmamento.