“El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente”, así lo definía la gran feminista Simone de Beauvoir, y es que en estos días definirse como feminista es no solo una frase de moda sino un gran movimiento social mundial imparable.
Cómo conmemorar un día internacional de la mujer cuando la agenda de género y las políticas en protección de los derechos de la mujer, aún tiene gran deuda con las mujeres de este país, cuando el mensaje de igualdad es un eslogan electoral y no una realidad política democrática.
El feminicidio tipificado en 2012, no ha podido impedir que de manera histórica, de 2016 a 2020 se convirtió en el periodo donde más mujeres han desaparecido en México (1,668 en 2016; 2,148 en 2017; 1,822 en 2018; 1,894 en 2019 y 1,983 el año pasado). Por otro lado las calles se pintan de miles de mujeres que piden a gritos se legisle por un derecho libre a decidir sobre el aborto, que sacude y vandaliza desde el dolor, la perdida de una hija o una hermana en manos de su agresor en total impunidad. Cuáles serían los avances para las mujeres? una reforma constitucional paritaria en la administración pública, la ley Olimpia o la recién aprobada en Michoacán menstruación digna.
Las cifras no mienten, en el sexenio pasado solo tres secretarías eran encabezadas por una mujer, hoy el gobierno federal parece ser que abre la puerta a la equidad cuando por primera vez 9 de las 19 secretarias de estado en México, son representadas por mujeres; en solo 22 países hay Jefas de Gobierno y 119 países nunca han sido presididos por una mujer, nota internacional causo revuelo cuando brillante mujer fuera electa vicepresidenta de Estados Unidos y fue celebrada con entusiasmo por millones de mujeres en el mundo, a cuyo festejo me uno; sin embargo, me obliga a cuestionarme, cuándo una potencia mundial depositará su confianza en el gobierno de grandes resultados que puede dar una mujer Presidenta.
En solo 4 países cuentan con el 50% de representación de mujeres en sus parlamentos, Rwanda, Cuba, Bolivia y Emiratos Árabes Unidos; sorprendentemente en 27 Estados según la ONU, son en los que las mujeres ocupan menos del 10% de participación parlamentaria, entre ellos 4 sin ninguna mujer en su representación.
Con la anterior descripción, cual sería mi llamado en este 8 de marzo que conmemoramos una fecha de lucha por la defensa de los derechos laborales, políticos y sociales de las mujeres; que si la paridad va en la contienda electoral, no sea solo una simple cuota de género, a contender donde se va a perder, sino que se abran las puertas reales para accesar a las posiciones de poder, más mujeres presidentas, más mujeres diputadas, en gabinetes y áreas estratégicas.
Que si nos toca ser pioneras, abramos la puerta a las que vienen detrás de nosotras en el futuro camino, extendamos la mano a las hermanas de la lucha, que combatamos la violencia política en razón de género, entre nosotras mismas, con más que discursos huecos en las tribunas, con ejemplos de la debida honestidad de nuestras causas, hablemos por los que no tienen voz o trabajemos por los que no pueden defenderse, con acciones y resultados de bien común y responsable gobernanza, con la certidumbre de la dignidad cumplida que las tribunas que deben ser ejercidas.
Porque el sistema patriarcal se romperá solo de la mano de la sororidad y los trabajos de una desinteresada y comprometida igualdad social entre hombres y mujeres, somos más que un movimiento o una moda, un colectivo, somos un mundo que gira y no parará.
Escribió Olympe de Gouges: “La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Por tanto, si la mujer tiene derecho a subir al cadalso, debe tener derecho a la Tribuna”
Más mujeres al poder, más mujeres a las tribunas de este gobierno, en honor de las que no llegaron o no han podido llegar, por el merecido derecho que nos corresponde.
Bety Barrientos