Jorge Hidalgo Lugo
En medio de un ambiente de crispación y reclamo creciente por parte de la población afectada que cada vez crece más, la salida de Andrés Manuel López Obrador ahora es satanizar como “mediáticos” y “propagandísticos” a quienes denuncian a través de redes sociales y medios informativos, los abusos en que incurre el crimen organizado a lo largo y ancho del territorio nacional.
Como hace algunas semanas con el tema de la extorsión que sufren productores de limón en el Valle de Apatzingán, ahora con el desfile de tropas del crimen organizado en Chiapas, para el impulsor de la estrategia de abrazos y no balazos, es inaudito y hasta reprobable que se den a conocer estas escenas, bajo la falacia que se politiza lo que es un flagelo creciente en el país al que ha llevado a la ruina en todos sentidos.
Ya no sólo se debe resignar la población a que sea el crimen organizado el que mande en la narco nación que Morena ha convertido y sus autoridades a este país, sino además se debe soportar el embate iracundo de un irresponsable que con ferocidad inaudita, embiste a quienes buscan evidenciar la presencia de los narco aliados al obradorismo en su total dimensión.
El país que se descompuso a niveles del colapso, sin embargo, debe empezar a resistir el embate mediático de la corcholata preferida de su profesor, con la argucia para convocar a la población le apoye en sus aspiraciones presidenciales, ya que ahora “nos toca una batalla fundamental, ganar el 2024”, como lo expuso de manera reciente en su gira por Oaxaca.
Un discurso donde Claudia Sheinbaum fue abucheada por su pretensión de sumar a priistas de pasado impresentable, cuando la discursiva es precisamente contra quienes saquearon al país desde el PRI y PAN, falacia con que engañan bobos y mediatizan inteligencias desahuciadas.
Convertida en reclutadora de desechos tóxicos de los partidos satanizados que con sólo cambiar de chaqueta se purifican y vuelven inmaculados en automático, se desató al exaltar que la pretensión no es ganar solamente para llegue una mujer a la Presidencia.
Dijo la poseedora del bastón de mando con control remoto manipulador desde Palacio Nacional que la pretensión para el 2024, es ganar “para que continúe la 4T, que no haya marcha atrás, que no haya regresiones, que nunca más el gobierno de México represente a unos cuantos, que el gobierno represente al pueblo, un gobierno del pueblo y para el pueblo”.
Encendida en su embuste a y una vez que logró ser escuchada por la muchedumbre de acarreados que no cesaron de abuchear a los morenistas recién adquiridos en el basurero del PRI como Eviel Pérez Magaña, incondicional de Ulises Ruiz; Mariana Benítez Tiburcio, colaboradora de Jesús Murillo Karam en la PGR y hoy en prisión por el inconcluso caso de los desaparecidos de Ayotzinapa, entre otros, retomó su mensaje donde expuso lo que recibió de instrucciones del amo:
“El presidente nos dio una tarea a la que llamó Plan C y significa no sólo ganar la presidencia, sino ganar la mayoría calificada en el Senado, la Cámara de Diputados, ganar todas las presidencias municipales, gubernaturas, para que continúe la 4T, para lograr que los ministros sean electos por el pueblo de México y para que eso ocurra tenemos que cambiar la Constitución”.
Claudia Sheinbaum, se autoelogió entonces con ser ella la representante “del humanismo mexicano, y tener bien claro que por el bien de todos, primero los pobres”, dejando a Xóchitl Gálvez en el bando de los conservadores.
Pero lo que la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México no ha querido ni podrá explicar es si esa oferta de que continúe la 4T, incluye que se siga entregando el país al crimen organizado, pese a la cortina de humo que trata de tender desde su circo, el payasito de las mañaneras.
Porque en los últimos días, por coincidencia o mala fe, han aparecido documentos que dejan muy mal parado al que se dice gobierno de la transformación, al reconocer en el mundo, por ejemplo, que el crimen organizado se ha convertido en el quinto grupo que más genera empleo en México.
Solo por debajo de Femsa (321 mil); Walmart (231 mil); Manpower (203 mil) y América Móvil (181mil), los cárteles del narcotráfico son generadores de alrededor de 175 mil empleos, incluso más que empresas como Pemex, Bimbo, Oxxo y Coppel, como se consigna en una investigación de la revista Science donde además se reveló que las organizaciones criminales reclutan a unas 350 personas por semana, con un ritmo al alza, considerando que también se pierden alrededor de 200 vidas semanales derivadas de las guerras internas, entre grupos rivales y fuerzas federales.
Además de consignar con precisión que si se considera que los cárteles mantienen este ritmo de reclutamiento, “para 2027, las organizaciones criminales crecerían un 25% pero también habría un 40% más de muertes en el país”.
Esta oferta de continuar con la transformación de México iniciada por López Obrador y su mafia hoy en el poder, tendría que incluir por antonomasia que la presencia del crimen organizado crezca aún más y se extienda del 81 por ciento del territorio nacional que ya abarca, a la totalidad.
Esto porque el trabajo de investigación realizado por AC Consultores donde figuran Alberto Capella, Gustavo Rosas, Fabián Cárdenas, Paco Zea y Hugo A. Hinojosa demuestra que hasta diciembre de 2022, el crimen organizado tiene presencia en 86 por ciento del total de poblaciones que hay en el país.
Esto es que su presencia y actuar contra la población vulnerable tiene subyugados a poco más de 108 millones de los 126 millones que según el último censo, habría en México.
Esta transformación que se nos vende como panacea y parte de la continuidad de un estado fallido como el que hoy se vive en México, tiene en su haber que el crimen organizado, los narcoaliados, los beneficiarios de los abrazos y no balazos, sojuzgan a los habitantes en más del 60 por ciento de los municipios mexicanos.
Dicho de otra forma, los socios impresentables de Morena tienen dominados mil 488 de 2 mil 471 municipios en el narco país que han ido construyendo paulatinamente con la siniestra complicidad de quien acusa que los alardes de prepotencia que hacen sus narco aliados se sobre dimensionan con una intención “politiquera” y meramente “propagandística”.
“Abrimos el movimiento, pero eso no significa que voy a traicionar, no mentimos, no robamos y nunca vamos a traicionar al pueblo de Oaxaca y al pueblo de México”, remató exaltada la corcholata preferida de su profesor.
Pero en sus embustes de campaña la que desde ahora llaman sucesora del mesías tropical, olvidó mencionar que el narco crimen tampoco “miente, roba, ni traiciona” y tal vez por ello sumaba al cierre de este despacho, la friolera macabra de 167 mil 027 ejecutados en lo que va del sexenio como resultado de la complicidad que se extiende gracias a los abrazos y no balazos de los cuatroteros.
Y esto, esto sí no es mediático, ni estridente, mucho menos politiquero.
Esto es el baño de sangre que ha dejado y dejará como herencia maldita el dueño de Morena y que sus súbditos quieren continuar bajo la mascarada de seguir con una transformación que sólo arrojo saldo sangriento a favor de corruptos y criminales, pero que nunca benefició a México y mucho menos hizo valer la falsa premisa de “primero los pobres”…
Vale…