Jorge Hidalgo Lugo
La crisis por escasez de agua potable en la Ciudad de México y el país en general no ha sido motivo de preocupación manifiesta por parte de quien considera más importante robar el dinero de los ahorradores para disponer delictivamente de una bolsa inicial de más de 6.02 billones de pesos si se considera que en este momento existen 174.25 millones de cuentas de Afores, de las cuales 18 millones están sin reclamadas sin ser reclamadas, además de pretender a que el banco del Bienestar las administre, cuando dicha institución crediticia opera con números rojos y estar bajo la sospecha de lavar dinero del crimen organizado, los narco aliados de Morena.
Que millones de habitantes de la capital del país estén a punto del colapso y puedan contraer toda clase de enfermedades por consumir agua contaminada con solventes y residuos tóxicos que nadie atina a explicar su origen, es tema intrascendente en la agenda para alguien que a cinco meses de dejar la presidencia de México, se apresta a meter mano al cajón de esos recursos de la población vulnerable.
Porque hasta enero las 10 Afores que hay en el país administraban 6.02 billones de pesos en recursos para el retiro de los trabajadores, lo que representa casi el 20% del PIB del país o el 66% del total del gasto público aprobado para 2024, que es de 9.06 billones de pesos, según publicaciones especializadas en la materia.
Cantidades inconmensurables que con el respaldo de los traidores a la patria que tiene como vasallos en el Congreso de la Unión, quiere manipular y que son producto de años de trabajo, de vidas de esfuerzo, algo que López Obrador nunca hizo y jamás pensó hacer, acostumbrado a disfrutar de dádivas oficiales y apoyos generosos por encabezar movimientos politiqueros, desestabilizadores del orden y la tranquilidad social, pero altamente redituables.
Al falso redentor no le inquieta en lo más mínimo que la sequía y falta de afluentes que garanticen el suministro de agua potable en la Ciudad de México, se torne más grave de lo que ya es pues su mira está puesta en consolidar el último de sus atracos al frente de la presidencia, para contar con recursos frescos cuyo destino final no se ha dicho, pero que se presume servirán para tapar hoyos negros en finanzas e economía nacional que de descubrirse, lo llevarían a prisión sin tocar baranda.
Es preciso recordar que en México hay un total de 10 firmas que manejan Afores mismas que reportan el gran total de hay 74.25 millones de cuentas individuales de mexicanos que han trabajado en la formalidad y que cuentan con recursos destinados para el retiro.
Según los expertos financieros no van a alcanzar dos años para pagar las pensiones y luego el afectado tendría que llevar un juicio de más de tres años a ver si el gobierno le quiere y puede devolver sus recursos, sus ahorros, su dinero ahorrado toda una vida.
No es cuestión de hacer justicia a la gente, porque si esas personas no ahorraron para su retiro, no es justo que aspiren a que les den los recursos de quien si trabajó y guardó ese dinero para su vejez. Un total latrocinio quitar su dinero a esta población vulnerable y a la que bien podrán decirle mañana que el recurso ya se extinguió.
Ya no se diga la total opacidad y marcada deficiencia que en el sistema bancario acumula el del Bienestar, sus números rojos que queman las manos, y además, con la sospecha de ser una institución del gobierno obradorista que ha sido utilizada para lavar dinero del narco crimen.
Además, que nadie ha explicado hasta el momento el destino de más de 2 billones de pesos con que el payasito de la marrañeras incrementó la deuda pública del país, sin que lo justifiquen sus obras insignia o faraónicas como la del Tren Maya, su estigma de ecocidio y símbolo de corrupción del clan López Beltrán y allegados, incluyendo altos mandos militares.
Tampoco lo tirado a la basura en la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el esperpento que levantó en la zona militar de Santa Lucía, hoy ineficaz y subutilizada central avionera de Las Tlayudas, arena de lucha libre, con vendimias de artesanías, ropa de paca y antojitos, según la época del año.
NI por asomo lo despilfarrado en la construcción de la refinería de Dos Bocas, junto con la de Deer Park adquirida en Estados Unidos, respaldarían el grave saqueo a la nación que heredará en menos de un semestre a su sucesora.
Y es aquí donde puede encontrarse la explicación de este patibulario embate al dinero de los trabajadores, porque además de ya no haber recursos en los cajones, con todos los fondos extinguidos y el sistema de salud desmantelado por falta de inversión, como los gatos López Obrador busca con qué tapar sus heces fecales en esta salida que se avecina, toda vez que ve el riesgo cada vez mayor de perder la elección y no contar con cómplices que le cubran la salida.
Por eso es explicable que no le interese para maldita la cosa que la sequía en México sea tema de su agenda, toda vez que tendría que reconocer y explicar porqué en todo su gobierno depredador, castigó con recortes presupuestales año con año a la Comisión Nacional del Agua, organismo federal responsable de la explotación y cuidado de los recursos hídricos de la nación, dependencia que transitó sin manos ni piernas, durante todo este tiempo.
Y no es que no conociera de la crisis que se anunciaba, sino que le importó un maldito rábano que habiendo sido informado que en este 2024 más del 61 por ciento de los municipios en México enfrentarían pronunciada y letal escasez de agua por efectos del cambio climático, falta de lluvias y nulo mantenimiento en las presas, no se diga mejoras en la infraestructura hidráulica del país, hizo nada para prevenirlo.
Con la complicidad de los empleados que como legisladores tiene en el Congreso de la Unión de Morena, Partido del Trabajo y Verde Ecologista, más uno que otro advenedizo no menos traidor a la patria, en el presupuesto de este año se aprobó un recorte de 47% al gasto en infraestructura de agua potable para 2024 en medio de sequías, que hoy explica en buena medida lo que acontece.
La reducción de al menos 9 mil 98 millones de pesos que López Obrador instrumentó para atar de manos y pies a la Conagua, impactaron principalmente a la infraestructura de agua potable, alcantarillado y saneamiento (-47.7%); infraestructura para la protección de centros de población y áreas productivas (-36.8%); así como el de agua potable, drenaje y tratamiento (-27.3%).
Pero de esta catástrofe también por él fraguada, López Obrador no quiere hablar. Poco le importa la suerte que en el corto y mediano plazo van a enfrentar los 20 millones de habitantes que se estima están asentados en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, además de 56 municipios del Estado de México y uno del Estado de Hidalgo.
Porque no es sólo el vital líquido para consumo humano lo que comenzará a escasear cada vez de manera más pronunciada, sino además el agua que se utiliza en retretes públicos y privados, indispensable para desalojar los desechos orgánicos que llegado el momento no podrá hacerse en domicilios particulares y podrán ser foco de infección colectiva, de arrojarse orines y heces fecales a la intemperie, por no haber líquido para esos fines en los sanitarios tradicionales.
El destino nos alcanzó, el dinero se lo robó y como dicen en el pueblo, López Obrador dejará la víbora chillando, sedienta pero muy venenosa, porque la crisis del agua que alcanza también a agricultores y ganaderos, pudo aminorarse de no haber desoído las voces de alerta que se emitieron y que ahora también alcanza a entidades que como en Michoacán, que no sólo se sufre el desabasto sino además hay manga ancha de sus autoridades para el huachicoleo del agua que deseca mantos acuíferes de todos tamaños, como es el caso del Lago de Pátzcuaro hoy en terapia intensiva.
En la estadística conservadora, hoy día 67.1% del territorio mexicano tiene algún grado de sequía y las entidades que más la sufren son Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nayarit, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Hidalgo, Tamaulipas, Estado de México, Morelos y Guerrero… más los que se sumen.
Pese a este terrorífico escenario, lo importante para el destructor de México y sus instituciones es cimentar la dictadura perfecta a través de la narco elección o elección de Estado que también maquina porque es la única forma de no ser juzgado por todo el daño que ha hecho y sigue haciendo al país, sobre todo a los 30 millones de incautos que creyeron en sus gansadas y algunos todavía le aplauden.
Hoy la prioridad del jefe de campaña de su corcholata preferida es hacerla de abogado defensor de Arturo Zaldívar, su última adquisición oficial incorporado al equipo obradorista aunque ya era parte de la servidumbre a su servicio desde el Poder Judicial, y quien desde su posición de ex presidente de la Suprema Corte de Justicia hoy se llama perseguido y hasta víctima de una suerte de conspiración en su contra por ser tiempos electorales o de canallas, como también lo describe el destructor de México y sus instituciones.
La duda razonable ante este México ensangrentado y entregado al narco crimen es la siguiente:
¿Con todo y esto crees factible apoyar a que siga en el gobierno el narco partido y apoyar la construcción del segundo piso a la transformación que tiene a un país al borde del precipicio?
¡México, despierta!… ¡México, no seas cómplice de la tiranía que se avecina!…
Vale…