Jorge Hidalgo Lugo
Herido en su ego, Andrés Manuel López Obrador ha emprendido un ataque visceral y de alto peligro para la convivencia pacífica, una vez que ha lanzado todo el aparato de Estado para realizar lo que hoy se conoce como la “Marcha del ardor” y con ello contrarrestar lo acontecido por diversas partes del país y algunas del extranjero el pasado 13 de noviembre, en que más de un millón de personas salieron a defender al INE y protestar contra el ataque a las instituciones democráticas que se ejerce desde las catacumbas de Palacio Nacional.
Enfermiza actitud que pretende ahora enfrentar por igual a quienes previamente habían sido convocados por el llamado Frente Nacional Anti Amlo, conocido como Frena y a los colectivos que apoyan el movimiento feminista Marea Verde México, que luego del anuncio del tirano, señaló en su cuenta de Twitter que ya tenía planeando desde hace un año un “tendido” conformado por víctimas y familias, denominado “Sangre de mi Sangre”, y de lo que el propio López Obrador ya tenía conocimiento.
Lo rudo del caso es que ninguna de las tres partes, pareciera ceder en su decisión y menos dar un paso atrás para desistir de su intentona por tomar las calles de la capital del país, porque en esta triada se contempla la misma ruta, las mismas calles y el mismo lugar donde culminar con su marcha.
Partir del Ángel de la Independencia hasta el cruce donde confluyen Bucareli y Avenida Juárez para dirigirse a la Plaza de la Constitución, sigue siendo el proyecto de Frena que dirige Gilberto Lozano y para ello han intensificado la presencia en redes sociales con su llamado a que integrantes y simpatizantes acudan a la cita dominical vestidos de verde, con una bandera de México y exigir la salida del titular del Ejecutivo Federal.
En su protesta Frena fustigó a las autoridades del gobierno de la Ciudad de México encabezadas por la corcholata preferida del autócrata, Claudia Sheinbaum, toda vez que ya conocían desde el mes pasado que harían su marcha el 27 de noviembre, lo que ha sido menospreciado por López Obrador al organizar su propia movilización para “asustar a los mexicanos y que no pidan su renuncia”, según reclaman.
“Siempre va a aparecer gente que quiera ser dictador; las revoluciones son permanentes. Hoy, la estamos haciendo los mexicanos en forma pacífica, civilizada, con mucha firmeza, porque nadie tiene duda a qué vamos a la marcha del 27 de noviembre los mexicanos, no los acarreados”, declaró Gilberto Lozano.
Y fue a más al señalar que López Obrador no tiene razón ninguna de querer adelantar cuatro días, la presentación del supuesto mensaje nacional con motivo del cuarto aniversario de haber asumido el poder, ese mandato que hoy ha lastimado el tejido social y mantiene dividido al país por el rencor de quien ejerce un presidencialismo imperial.
Frena mostró el documento recibido y aprobado por el gobierno de la Ciudad de México desde le 18 de octubre de este año, donde informa de la marcha y en el mismo firman de recibido Joel Alejandro Almanza Rico y María del Carmen Téllez Jiménez, coordinadora de Control de Gestión Documental de la oficina del secretario de Seguridad Ciudadana.
Con la indignación por delante ante el embate presidencial de apoderarse del escenario, calles y fechas para su marcha, Frena lanzó la arenga desde su cuenta de Twitter:
-“El Dictador López monta en pánico #GranMarchaLiberación.
-“Nuestros permisos están desde Octubre.
-“SÍ PODEMOS; no es momento para tibios y pusilánimes.
-“#YosoyMéxico #AlZócalo27Nov #YoDefiendoMéxico #AMLOSíseToca #AMLOfuera”.
Gilberto Lozano no ha arriado banderas y por el contrario, de manera reciente lanzó otro llamado a sus seguidores:
“¿Quiénes se pueden oponer a una marcha que busca exigir la renuncia de López? La gente de Morena, los beneficiarios de Morena y la disidencia controlada que recibe dinero de Morena. A un mexicano que se sienta agraviado con lo que está pasando en el país no me lo imagino criticando la marcha, denostando este esfuerzo que nos estamos organizando para exigir la renuncia de López”.
Por último, señaló que el contingente de Frena fue citado a las 11:00 horas, “para partir desde el Ángel de la Independencia, donde no se moverán hasta que el zócalo capitalino se encuentre totalmente despejado”.
Mientras que las feministas, dejaron por igual testimonio de su irrenunciable, determinación de ir a su marcha el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar:
“El 27 de Noviembre tenemos el tendido “Sangre de mi Sangre” por las y los desaparecidos en el Ángel. Acción que llevamos un año planeando víctimas, familias y colectivos. AMLO lo sabe. No es coincidencia cambiar la fecha y lugar de su informe. ¡NO NOS VAMOS A MOVER!”.
Estos lances por supuesto han recibido inmediata respuesta y desde las granjas de bots que se sostienen con cargo al erario público, las repuestas han sido de todos tonos con predominio de insultos y amenazas, como suelen hacer sus “defensores de oficio” para agradar a quien les paga para ello:
“Ustedes no tienen escriturado el Ángel, es de TODOS los mexicanos. Podemos estar todos en los eventos, porque la marcha del informe presidencial es eso, MAR-CHA, vamos a terminar en el Zócalo y calles adyacentes. Les guste o no, vamos a salir del Ángel”, tope en lo que tope.
Así las cosas, con los ánimos más que polarizados, el aparato de Estado funciona en busca de aterrizar la orden enviada por el enfermo de poder y a través de los “vividores de la nación”, llevan a cabo recorridos por colonias populares y muchas zonas plagadas por paracaidistas, para engrosar las listas de “apuntados” que llevarán a la capital del país.
En Morelia, por ejemplo, la oferta es tentadora: 500 pesos por persona, alimentos (torta y refresco), combo de playera, banderola y gorra, con transporte garantizado ida y vuelta, para disfrute familiar en ese domingo, donde con el dispendio de recursos públicos, el ego herido del megalómano pueda encontrar alivio y sentirse así nuevamente en la cumbre de su popularidad, hoy menguada y en descrédito total.
Lo que hasta el momento nadie garantiza es a cargo de quién correrá la seguridad de los manifestantes, si habrá rutas para cada marcha y que no se enfrenten o si bien, todo forma parte de la trampa maquiavélica y perversa que podría construir Morena, su dueño y sus acarreados, en busca de un enfrentamiento callejero, cuya responsabilidad sería cargada al bando de los “disidentes” y no a las huestes obradoristas.
Es hora que López Obrador debiera entender que él no es dueño de México, ni de sus calles, ni de su gente por más limosnas populistas que entregue a los jodidos que le siguen sus desplantes absolutistas…
México, señor presidente, ¡ya despertó!
Vale…