Jorge Hidalgo Lugo
Para quien vive hasta el éxtasis la borrachera de poder acumulado, el triunfo electoral obtenido -con el respaldo del PRI, estructura y gobernadores traidores a quienes compensará en su debido tiempo-, no es de desaprovechar la ocasión y por eso soltó a los demonios que se harán pedazos en ese remedo de “auscultación” para medir fuerzas, aunque la decisión final será la que Andrés Manuel López Obrador asuma con su dedazo mesiánico.
Esto es, abrir a la ilegalidad y quebrantar todas las leyes como es su costumbre el anticipado destape, con una farsa de pasarela donde presuntamente medirán fuerzas Adán Augusto López Hernández, Claudia Sheinbaum Pardo y Marcelo Ebrard Casaubón, como triada principal, aunque trate de disfrazarlo al agregar a su listado nombres como el de Tatiana Clouthier, Rocío Nahle, Esteban Moctezuma, y “seguramente habrá más que incluyan en esta lista…”, según su maquiavélico plan.
Este anzuelo ha provocado que comiencen las definiciones entre los grupos internos, pero sobre todo consigue el objetivo de apoderarse por completo de la agenda mediática y pulveriza de entrada cualquier asomo de oposición que hasta hoy, semeja ser un perro apaleado, temeroso y desdentado, que no quiere salir de su refugio doméstico por miedo a otra paliza de quien hoy se ostenta como amo y señor del escenario político electoral.
López Obrador juega así con sus “corcholatas”, socarrón, satisfecho, burlista al ver que lejos de cualquier presión opositora que alce la voz con seriedad, firmeza y demande ante los tribunales respetar las leyes para exigir castigo por violentarlas, se solaza en observar la tibieza pusilánime con que hasta ahora actúan en el campo de batalla ya trazado, donde la sucesión presidencial será un auténtico cochinero gracias a la injerencia e intervencionismo de quien a la vieja usanza del priismo jurásico, dirá quién será su preferido y probable sucesor.
A pesar que no hay liderazgo ni figuras opositoras que se atrevan a defender las causas que se dicen representar, el paso tiránico que imprime López Obrador a la sucesión del 2024, tiene en el horizonte a un factor llamado Ricardo Monreal quien sin ser del llamado “Club de los Elegidos”, bien pudiera convertirse en el elemento que rompa la hegemonía impuesta por el tabasqueño, si como se aprecia, no estará en la lista de corredores ni como relevo.
Tan es así que el líder senatorial ha sido el único que desde su trinchera, con el estigma de haber sido expulsado del paraíso morenista, sigue insistiendo en ser parte del equipo pero con la salvedad de ofertar que él no incurrirá en violaciones a la ley.
Monreal Ávila, salió al paso a los anticipados actos de campaña que cada una de las “corcholatas” preferidas del tiránico dueño de Morena ha hecho y lanzó la advertencia para que “tengan cuidado y no incurran en violaciones a la ley con sus eventos para promocionarse”.
De esta forma, un político fraguado en las filas el PRI y que conoce perfectamente los entretelones del accionar político electoral, lanzó la voz de alerta para que sepan o al menos así se lee en este momento, no será parte de la farsa montada por López Obrador y sí en cambio, podrá apegarse al librito constitucional para impugnar candidaturas y otros efectos surgidos de la ilegalidad y quebranto a la norma, como ya lo hacen los preferidos del tirano que habita en Palacio Nacional.
No se debe desestimar advertencia lanzada por quien está llamado a convertirse en un dolor de muelas del opresor, si persiste el deseo de excluirlo a la mala del ejercicio sucesorio, porque el zacatecano ha comenzado a ser visto como el oscuro objeto del deseo de los vituperados y maltrechos partidos opositores, quienes en un acto de sobrevivencia vil, podrían pedirle lo dejen acompañar desde un eventual papel independiente, para competir contra la maquinaria obradorista.
Porque está visto que si Ricardo Monreal no es considerado en el juego sucesorio emprendido por López Obrador, no habrá nada que lo obligue a seguir dentro de Morena y sí en cambio, mantener la ruta de confrontación como ya se vislumbra con el caso reciente de José Manuel del Río Virgen, colaborador cercano y quien fuera acusado de participar en el asesinato de Remigio Tocar, excandidato de Movimiento Ciudadano (MC) a la alcaldía de Cazones de Herrera, atacado a balazos dos días antes de las votaciones del 6 de junio de 2021.
En este ejercicio y para medir fuerzas, Monreal Ávila logró el respaldo de senadores de Morena y de oposición que se unieron a la demanda de liberar a quien regresó a ocupar la secretaría técnico de la Junta de Coordinación Política, luego de permanecer 178 días encarcelado por consigna del mandatario jarocho, Cuitláhuac García Jiménez, protegido de López Obrador.
En este round de sombra, el senador aún de Morena se fue a la yugular con el lacónico mensaje:
“Pobre Veracruz, tan lejos de la justicia y tan cerca del autoritarismo. Sigamos luchando por los cientos de inocentes en prisión; hoy celebramos sólo un paso”, con que festinó la liberación de su amigo y colaborador.
Esto sin descontar la denuncia de Manuel del Río Virgen, quien lanzó su reproche por igual:
“Me siento feliz y agradecido con la vida con esta nueva oportunidad de vivir. Ustedes no se imaginan qué es la cárcel, y donde estuve es doblemente peligrosa. Seis meses me tuvo secuestrado el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García”.
Todo como rúbrica a la denuncia de Monreal quien había sentenciado contundente:
“La interpretación sesgada que tiranos dan a las resoluciones judiciales muestra cómo la ignorancia y el desconocimiento del derecho causan estragos y pretenden justificar excesos e ilegalidades, como en Veracruz. Por ello, miles de inocentes en prisión. Resistan, vendrá la hora”.
Y como para no dejar dudas del divorcio prevaleciente, López Obrador se apresuró a salir al paso de los señalamientos en contra de Cuitláhuac García:
“Le tenemos confianza al gobernador de Veracruz, no es como los otros…, él es incapaz de fabricar delitos para castigar al adversario…”.
Así las cosas, quién lo dijera, Ricardo Monreal está perfilado para ser el enemigo a vencer por los obradoristas, mientras el líder senatorial construye su candidatura cortejado por esos moribundos partidos opositores que lo ven como la tabla de salvación de qué asirse y no morir en el naufragio como no sea vender lo que les pueda y queda de honra al dueño de Morena.
Mientras tanto, no hay nada escrito en la ilegal pasarela obradorista y sí en cambio podemos apreciar que lo mejor está por venir…
Vale…