Jorge Hidalgo Lugo
En su afán de quedar bien con dios y con el diablo, la Señora Presidente pareciera no pensar que más temprano que tarde podría estar envuelta en un escándalo mayor de lo que ya representan las acusaciones de Donal Trump y su círculo cercano en torno a que el gobierno de México protege al crimen organizado y más recientemente., abrir fuego por su presunta complicidad en contra de Andrés Manuel López Obrador, de ser quien entregó al país para ser convertido en una narco nación.
Enfrascada como está a no desatender ninguno de los dos flancos que tiene abiertos y que se ensanchan cada vez más, sin atinar cómo resolver este conflicto que requiere algo más de talento que utilizar discursos plagados de un patrioterismo que ni ella misa se cree, ahora la Científica le puso el pecho a los misiles al “defender” de forma abigarrada a quien le dejó en el trono para recibir indicaciones de qué hacer, qué decir y cómo conducirse, a través de interlocutores eficaces como el pequeño Andy López Beltrán o bien la línea roja que timbra incesantemente en el despacho de Palacio Nacional.
Ante los incontables análisis que se multiplican en la prensa internacional y espacios informativos de todo el orbe, donde no dejan lugar a dudas que la estrategia de abrazos no balazos fue el banderazo de salida para que la tiranía fuera caminando con el patrocinio, amparo y apoyo protector del crimen organizado, lo único que se le ocurrió a la primer mujer en la historia de ocupar la máxima magistratura del narco país fue alzar la chillante voz y asegurar que su gobierno “siempre defenderá al expresidente Andrés Manuel López Obrador, pues fue un gran presidente y porque somos parte del mismo movimiento”.
En contraparte, el aludido a diferencia de otros tiempos de su esplendor tiránico, vive oculto, sin asomar la cabeza, sin decir esta boca es mía y en una actitud por demás cobarde, falto de valor, timorato, amorcillado, cerca de las tablas como burel antes de ser apuntillado, calla como momia y no sale a reclamar lo que en condiciones normales sería obligado: se retracten de las acusaciones en su contra o en todo caso, aporten las pruebas que avalan los “infundios” como los cataloga su defensora de oficio desde el Palacio Nacional hoy mancillado y pestilente como nunca por el lodo que lanzan a sus huéspedes surgido del narco partido.
Mientras que es un misterio sin resolver corren versiones que van desde una fuga anticipada a Cuba para no ser alcanzado por los agentes de Estados Unidos en caso de que así se ordenara y hasta que vive oculto, en un bunker acondicionado en el mismo domicilio oficial que asoma a la Plaza de la Constitución, lo cierto es que el “mejor presidente del mundo mundial” que hemos tenido, según sus aplaudidores oficiosos, no da señales de vida, no se defiende ni reclama al que siempre consideró como su “amigo” que ahora lo traiga como hilacho de trapeador, sin abusar del comparativo.
Pero mientras que el de Macuspana ya salió La Chingada, su rancho en Palenque según versiones que corren porque disminuyó notablemente la guardia militar que custodia la nada humilde morada de quien dijo iba a vivir sin necesidad que lo cuidaran porque a él el pueblo bueno y sabio lo protegerían siempre, le ha dejado a su florero de lujo la encomienda de salir a hacer declaraciones totalmente fuera de contexto y carentes de sustento.
Para desgracia del caído en desgracia, la Señora Presidente ha usado como escudo para su retórica manipuladora por demás oficialista, recurrir al manido señalamiento, la acusación de ser una campaña urdida, planeada y ejecutada por la oposición que quiere “que su gobierno se distancie del pasado gobierno, algo que reiteró no ocurrirá”.
“Nosotros siempre vamos a defender al Presidente López Obrador, que a nadie le quede la menor duda. ¿Por qué? Porque fue, es, pero fue como Presidente un gran Presidente. Siempre lo vamos a defender, que no se equivoque nadie: somos parte del mismo movimiento”, reclamó la improvisada heroína que quieren construir para sus muy siniestros intereses los que hoy no concilian el sueño y hasta piden que un infarto o la democrática salud, se deteriore y acabe con el ogro del bisoñé para recobrar la tranquilidad perdida.
Sin embargo, a Doña Claus pocos le reclaman entre los solovinos, oportunistas, convenencieros y atemorizados narco gobernantes, narco funcionarios, narco dirigentes de su narco partido, que dentro de los acuerdos que tuvo con Donald Trump para lograr la tregua de un mes antes de que cumpla su amague de aumentar 25 por ciento a los aranceles de productos mexicanos, dejó sospechosamente que aviones y navíos militares de la Unión Americana, patrullen costas y cielo nacionales, que echan abajo la balandronada, de que “nadie se atreva a violentar nuestra soberanía”.
Como si con estas fanfarronerías se intimidara a un desquiciado que sigue adelante en sus propósitos y que se regocija, desternilla de risa en su oficia del salón oval donde despacha porque observa entretenido el banquete de sapos que debe tragar su homóloga del narco vecino país para tratar de quedar bien con todos y salir envuelta en un halo de prócer que está muy lejos de alcanzar para desgracia propia y de quienes la patrocinan.
Y así como la Científica echa mano de vocingleros oficiosos para que ensalcen su deteriorada y famélica investidura, el petulante Donald Trump mueve sus propias piezas y como para no dejar dudas que va con todo para castigar a la reina antes de comer al rey en su ajedrez por demás maquiavélico echo mano de uno de sus incondicionales, el representante republicano Carlos Giménez.
A través de sus redes sociales publicó un texto contundente y por demás intimidatorio porque en caso que doña Claus no se de cuenta que ellos no están jugando y van por todas las canicas, acusó sin tapujos:
“México tiene dos enemigos: los narcos y Claudia Sheinbaum”.
En este mensaje que se viralizó el congresista acusó a la mandataria mexicana de destruir la economía junto a los narcos.
El político de origen cubano quien es integrante del Congreso de los Estados Unidos por Florida, posteó sus ataques en el marco del estira y afloja que prevalece por el tema de los aranceles y antes que Donald Trump impusiera nuevas tasas a las importaciones de acero y aluminio a todos los países con la posibilidad que dichas tarifas sean aún más altas.
Así las cosas, doña Claus juega a defender a su protector, gurú, mesías, patrón, conductor, guía espiritual y hacedor político con argumentos fofos de ser el “mejor presidente de la historia que ha tenido México”, por el otro abre las ventanas de par en par para que las tareas de investigación por parte de la DEA, FBI, US Army y demás instancia norteamericanas escudriñen en territorio nacional, a sabiendas que donde rasquen saldrá pus y que esta metástasis que sufre el país entregado a los narco aliados del narco partido en el gobierno, conducen en todos los caminos a la ruta marcada por López Obrador y sus acuerdos siniestros que hoy carga como karma cuyas consecuencias finales, semejan mucho a lo inevitable.
O bien que en su particular pensamiento ´por demás malévolo y no poco presuntuoso, quiera salir bien librada del escollo, sean los Estados Unidos quienes atrapen y enjuicien a López Obrador y así le despejen el camino para entonces só, ser ella y nadie más que ella, la que imponga voluntades y mande en su sexenio que al inicio transcurre de tropiezo en tropiezo por más que diga que el tiempo de las mujeres ya está aquí, bailando al ritmo del cha-cha-chá… como cuando los narcos del bienestar llegaron ya.
En todo caso lo mejor sería que recordara, si de algo te sirve, que no se puede quedar bien con dios y con el diablo…
Vale…