Rueda de Molino/Pleito contra el clero

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Jorge Hidalgo Lugo

En medio de la mancha indeleble que va dejando su siniestra permisividad para que el crimen organizado siga haciendo de las suyas en todo México, Andrés Manuel López Obrador abrió la caja china en busca de desviar la atención ante el embate del clero católico desatado a raíz de la ejecución de dos jesuitas en la Sierra Tarahumara.

En aras de mantener su papel de víctima, no le importó que los estrategas pusieran en el escenario al hijo menor como receptáculo del odio social generado por sus ataques sistemáticos a cuanto opositor se le ocurre, además de mantener como otro distractor a las “corcholatas”, a través de esas tres figuras que hoy buscan desde sus respectivos flancos, ganar la carrera sucesoria que los perfile para la elección presidencial.

López Obrador puso en juego todas las artimañas a su alcance, así fuera exponer al escarnio popular a quien dice amar profundamente.

Todo, por el error de cálculo político que representa abrir fuego y lanzar una alta carga del veneno que almacena en su patológica personalidad, ahora en contra del clero católico encabezado por el Papa Francisco, quienes han alzado la voz para reclamar por la ejecución de los jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, a manos del crimen organizado por dar cobijo al guía de turistas Pedro Eliodoro Palma, perseguido y también asesinado dentro del recito católico.

Para López Obrador no hay sector o agrupación que le merezca respeto, si como es el caso de la alta jerarquía católica, le hacen ver su rechazo a la estrategia fallida con que dice combatir el flagelo que hoy se muestra imparable y con síntomas evidentes del nulo respeto que a las bandas criminales les merece la presencia de fuerzas de seguridad ya sea ataviados como Guardia Nacional, Ejército o Armada de México.

Por eso es que resulta inaudita la reacción que tuvo el Comandante en Jefe de nuestras Fuerzas Armadas, cuando comenzaron las reacciones por el asesinato de los sacerdotes ocurrido el lunes 20 de junio.

Ismael Bárcenas, presbítero encargado de dar a conocer lo acontecido expuso: “Fueron asesinados en el contexto de violencia que vive este país, luego de intentar defender a un hombre que buscaba refugio en el templo y que era perseguido por una persona armada”.

Luego Arturo Sosa, superior general de los jesuitas condenó estos hechos violentos, y expuso: “Exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas”.

Los jesuitas también lamentaron que la violencia y el crimen sean comunes en el territorio mexicano.

“Hechos como estos no son aislados. La Sierra Tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas. Todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos”, denunciaron.

Vino después el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal José Francisco Robles Ortega, quien lamentó que en el país “vivimos momentos difíciles”.

Criticó la política que promueve el presidente de México, y fustigó por igual este crimen que muestra “toda la gravedad del hecho de la violencia que estamos viviendo en nuestro país”.

Ante ello reclamó a López Obrador que “deberá leer que esta gente, la que se dedica al crimen organizado, no sabe de abrazos, por más que el Gobierno se los ofrezca y se los prometa y se los dé. Ellos no entienden de abrazos, ellos solamente saben de balazos”.

En la vorágine negativa que se le vino encima, la Iglesia Católica también denunció que “nuestro México está salpicando sangre de tantos muertos y desaparecidos”.

En un video mensaje monseñor Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, recordó a las miles de víctimas del crimen organizado en el país que suman ya más de 120 mil.

Mientras que el Papa Francisco condenó el asesinato de jesuitas en México con el lamento de que “la violencia no resuelve problemas, aumenta el sufrimiento”.

El Vicario de Cristo expresó su consternación por tantos asesinatos en México que causan un sufrimiento inútil: “Expreso mi dolor y consternación por el asesinato en México, de dos religiosos, mis hermanos jesuitas, y un laico. Tantos asesinatos en México… Una vez más repito que la violencia no resuelve los problemas, sino que aumenta el sufrimiento inútil”.

A las reacciones de repruebo y exigencias de seguridad se sumaron también los Obispos de la Conferencia Episcopal Mexicana, quienes emitieron un comunicado a través de sus canales oficiales en internet, donde manifestaron su “profundo dolor e indignación”.

Ante estos reclamos, la ira se apoderó del señalado y por toda respuesta utilizó el patíbulo mañanero para espetar: “Se me hace muy ruin que se dé un hecho lamentable que si duele (…) pero estos hipócritas lo primero que hacen es voltear a vernos a nosotros y a mí.

“La verdad es que no hacen mella, porque es muy irracional lo que plantean porque están defendiendo una estrategia fracasada (…) ¿Qué es lo que quieren? ¿Que usemos toda la fuerza del Estado? ¿Qué no nos tiemble la mano y que se aplique la ley de Talión?”, arremetió López Obrador.

“Nosotros sostenemos que el ser humano no es malo por naturaleza (…) Nosotros sí creemos en la readaptación y no pensamos que la gente tenga más destino que ser eliminada. Si hay casos así de extremismo en violencia es porque hay trastornos que originan la droga y otros elementos. Pero el ser humano es bueno por naturaleza”, reiteró.

“No vamos a cambiar la estrategia, que sigan con su campañas de desprestigio, atacándonos con su prensa vendida o alquilada, porque solo si el pueblo, en un proceso electoral, decide que hay que cambiar y llega un gobierno como los de antes, entonces sí (cambiamos)”, retó.

Y como el pleito emprendido lo estaba poniendo contra la lona, crece la especulación en el sentido que sus operadores de control de daños, idearon exponer al hijo menor en una foto donde aparenta un sobre peso desproporcionado para su edad y posición social, con tal de desviar la agenda mediática y en ello también incluyen la gira ilegal de las “corcholatas” para placearse por todo el país.

Todo antes que se le incendie Palacio Nacional por la reacción del clero católico al que acusa de estar apergollado por la oligarquía mexicana.

Aunque esto con todo y caja china ya nadie lo detiene…

Vale…