Jorge Hidalgo Lugo
Pese a los insultantes resultados que ha dado la política de “abrazos y no balazos” en el país, se mantiene firme este ordenamiento lanzado desde el inicio de su gestión por el presidencialismo imperial que encabeza Andrés Manuel López Obrador y con ello la sospecha de contubernios entre gobierno y bandas delincuenciales se consolida cuando el propio huésped de Palacio Nacional hace alarde de combatir el flagelo que viste de luto a miles de mexicanos, en “buena lid”.
Lo que acontece en el país que han destruido Morena y sus gobernantes bajo indicaciones lanzadas desde el púlpito nacional, son apreciables en Michoacán donde el que cobra como mandatario estatal, encoge los hombros y sin mediar explicación mayor, da por terminada una tarea que es mandato constitucional pero que a la magra inteligencia y abuso de poder con que se conducen en la transformación de cuarta, esto se lo pasan por la dimensión desconocida.
Con un cúmulo insólito de ejecutados, municipios que se desangran por las balas criminales, el éxodo de sus habitantes que huyen del terror criminal y la siempre cotidiana imagen proyectada de cuerpos desmembrados, descabezados, empaquetados con cinta adhesiva, en bolsas y hasta envueltos en cobijas, el gerente de Palacio Nacional en Michoacán decidió de manera unipersonal, dejar atrás y no continuar con lo que dijo, fue “una guerra estéril contra los grupos que generan violencia en la entidad”.
Como si la balanza fuera favorable y contara en sus haberes un significativo número de detenciones de capos o cabecillas de los cárteles que se disputan el territorio estatal, o bien la entrega de limosnas clientelares que se ejercen bajo la presunción que así los jóvenes dejarán de ser cooptados por la bandas criminales, Ramírez Bedolla se ufanó que irá en pos de “atender las causas para disminuir la violencia”, valiendo una gansada los efectos letales que esto ha generado y que en Michoacán ya cobró más de mil 740 vidas de octubre a abril, el tiempo que lleva como (des)gobernador en activo.
El anuncio realizado cuando apenas horas antes habían atentado contra la vida del hermano del alcalde Zitácuaro, Antonio Ixtláhuac y le dejaran seis ejecutados en una camioneta en las cercanías de Morelia, contrastan de forma grotesca con la cuestionable decisión que constituye no sólo una violación flagrante a la responsabilidad que por mandato Constitucional tiene, sino además deja en total vulnerabilidad a la población, hoy como nunca, a merced de los grupos criminales.
Insostenible que se ceda a esta encomienda que por ley deben ejercer los gobernantes, sean del color que sean, cuando se sabe que en Michoacán prevalecen, subsisten, conviven y se disputan el predominio territorial, 14 células o cárteles y que estemos colocados como el primer lugar de ejecutados y homicidios dolosos en el terreno nacional.
De inconsistencia absoluta que el fiel lacayo de López Obrador disfrace el ordenamiento de “abrazos y no balazos”, con el promedio de ejecutados por día suman de 8 a 10 personas, incluyendo mujeres, adolescentes y personas de la tercera edad.
Para creer en la solución mágica que proyecta de atacar las causas y no los efectos, Ramírez Bedolla tendría que demostrar que hay acciones tangibles para incentivar la inversión, que se están generando fuentes de trabajo, que la situación de quebranto económico nacional no es factor que incida negativamente en lo estatal y que las ofertas electoreras de Morena, funcionan y tienen a Michoacán en el despegue que ambicionan y merecen sus habitantes.
Porque remitirse a la cooptación de jóvenes con los programas clientelares del Bienestar que no han dado ni darán resultados, sólo deja ver que detrás de esta decisión de dejar toda la cancha para el libre accionar de los grupos delincuenciales, conlleva implícito el pacto de impunidad que permita contar con sus invaluables servicios en las elecciones del 2024 y repitan la dosis aplicada en el 2021, donde los grupos fácticos dieron el triunfo a Morena, que hoy gobierna bajo esa estigma y debe pagar por los favores recibidos.
Y si en verdad quiere combatir la “corrupción dentro de las instituciones de seguridad” como también alardeó, el empleado de López Obrador en Michoacán tendría que explicar con lujo de transparencia, cómo es que un empleado al servicio de la cúpula de Seguridad Pública, es pillado con millón y medio de pesos en efectivo, en un vehículo oficial y sin poder explicar origen y destino de ese recurso.
Porque ahora que se busca inventan que pertenece un particular y que se iba a pagar a un proveedor, sólo ensancha más la sospecha de impunidad y corruptelas que permean ahí en esa área de la que se anuncia pronto habrá cambios para convertirla en una suerte de guardia estatal a semejanza de la nacional, que por igual hasta el momento ha servido para lo que se le unta al queso.
Al menos que la tendencia sea imitar al edil zitacuarense, que ante la falta de apoyos y resultados de los mega operativos que se inventan en la fantasía morenista para garantizar la seguridad de los michoacanos, el destino sea invocar a la Virgen de Guadalupe o divinidades superiores, para encontrar protección y cobijo, mientras que Ramírez Bedolla le da rienda suelta a su ímpetu juvenil derrochando entusiasmo de fiesta en fiesta y porrista de lujo.
Por cierto, que alguien le recuerde al gerente de Palacio Nacional que el proyecto de regresar al equipo de Morelia al máximo circuito, lo inició la satanizada gestión estatal anterior y de lo que ahora se cuelga como mérito propio a falta de otros qué presumir.
Que no olvide que uno de los empresarios consentidos y mimados por su patrón fue quien se llevó injusta y arbitrariamente la franquicia para Mazatlán y que hasta el momento, no habrá ascenso en el futbol mexicano hasta en 2026, según los últimos acuerdos tomados por los federativos de ese lucrativo negocio.
Ya ni mencionar que apenas horas después de este banderazo de salida para el libre actuar de los grupos criminales y el festín boletinero en que pretendieron convertir la supuesta llegada de 900 elementos más del Ejército y la Guardia Nacional a Michoacán, se difundieron los videos en redes sociales donde miembros de ambas agrupaciones huyen ante insultos y amenazas de civiles armados en Nueva Italia.
Otra muestra más que indigna y mancha a la milicia nacional que mejor debe dedicarse a su nuevo papel que desempeña de albañiles y chaperones presidenciales, en vez de estas tortuosas tareas que los hacen ver como infantes objeto de bullyng de pendencieros y abusivos.
Y de Ramírez Bedolla, lo mejor sería que se ponga a gobernar, si aprende, si sabe o si quiere…