Jorge Hidalgo Lugo
Como en otros temas, en éste tampoco lo vio venir y ahora toda la estrategia diseñada desde el cuarto de guerra montado por Andrés Manuel López Obrador para planchar su salida con la investidura de prócer reformista, se agrieta y entra en fétida descomposición.
Esto luego de los embates que le dedican sus “amigos” republicanos con Donald Trump a la cabeza, ya que al parecer no quedarán sólo en los amagues mediáticos para ligar al narco crimen con un narco gobierno que está por terminar, al menos en esta primera etapa sexenal.
La euforia desatada por el populista de derecha luego del fallido atentado en su contra, exacerbó más el espíritu racista, segregacionista, anti latino, de desprecio a México y sus migrantes, millones de ellos que han servido para formar y consolidar la economía del país que pretende así, recuperar su hegemonía mundial y ser otra vez, la temible nación a que se deben rendir propios y extraños.
Donald Trump juego bien este escenario que parece estar destinado a un regreso formal a la Casa Blanca y por ello se regodea abusando de la patética sumisión en que tiene y mantiene a López Obrador, no tanto por favores que el de Macuspana le deba al magnate, sino por la información que obra en poder de quien así se regodea en dar trato de servidumbre, peón de brega o mozo a su servicio, ligado sin duda a los lazos criminales que hay entre el gobierno sangriento y los beneficiarios de la estrategia de abrazos y no balazos.
Se alinearon los planetas para el retorno del desquiciado y arrogante ex presidente norteamericano ante el debilitamiento de Joe Biden y el relevo de emergencia en el que ha entrado Kamila Harris, con un trecho de desventaja que se antoja imposible contrarrestar de aquí a noviembre en que se celebrarán las elecciones presidenciales de la Unión Americana.
Todo podría quedar en un tema ajeno o de menor relevancia quizá para México, de no resurgir por igual la forma cargada de desprecio y menosprecio con que plagan su discursiva anti migratoria, pero sobre todo, por el amague creciente de combatir a los narco criminales mexicanos con calidad de terroristas y su persecución armada, aun en suelo azteca lo que debe tener por lo menos, un foco rojo encendido en Palacio Nacional y la sede que ocupe desde octubre próximo, la desdibujada sucesora en el mandato hoy exhibido por su complicidad con el narco.
Porque no se trata sólo de un amague populista o electorero en busca de obtener votos racistas o de quienes se consideran ser la supremacía americana, sino mandar un mensaje al mundo que van a actuar con drasticidad en busca de contener o aminorar, el flagelo que representa la llegada y consumo de toneladas de droga, sobre todo fentanilo que según sus estadísticas ha matado ya a más estadunidenses que los caídos en las diferentes guerras donde ese bélico país ha participado.
Esto es, utilizar a las organizaciones criminales que en México gozan de absoluta impunidad por la complicidad oficial de Morena, su dueño y principales actores en los gobiernos estatales, para tomar desquite de China, cuya economía y poderío financiero se han convertido en un auténtico dolor de cabeza para la Unión Americana, sus intereses y menos que desde el patio trasero se le monte un embate inacabable de introducción de drogas que idiotice y mate a los millones de consumidores que conforman ese gran y atractivo mercado, allende las fronteras.
En este juego de maquinaciones, Donald Trump trae el as en la mano y la baraja completa, como se ha visto al agredir y dejar como perro apaleado a López Obrador a quien recordó los pasajes indignos para México, en que incurrió y al que alardea haber doblegado en 5 minutos cuando debió militarizar la frontera y obligar que con aranceles, pagara parte del muro de la ignominia que levantó en la frontera norte y que amaga con culminar en los próximos 4 años.
Con timidez, en la abyección más vergonzante que pudieran concebir sus adoradores, López Obrador en su calidad de presidente saliente, se ha limitado a declarar que enviará una carta al exmandatario y candidato republicano para defender a los migrantes y subrayar la importancia de mantener la integración económica entre México, Estados Unidos y Canadá.
«Pienso que no le están informando bien sobre el tema migratorio y también sobre la importancia que tiene mantener la integración económica entre Estados Unidos, México y Canadá, sobre los dos temas”, mencionó desde su patíbulo marranero, hoy en actitud servil y timorata.
Poco arrojo para alguien que está acostumbrado a pelear hasta contra molinos de viento, enemigos imaginarios a quienes sataniza y acusa sin probar de todo cuanto se le ocurre en su espacio matinal, pero quien bien puede entenderse porque si el combate al crimen organizado desde la Unión Americana contra los aliados del narco gobierno morenista se aterrizan, el peligro es latente y alcanzaría no sólo al falso redentor sino a muchos engaña bobos de la deformación de cuarta que hoy han entregado el manejo del país a las bandas del crimen organizado.
Además, para entender el contexto no olvidemos que en el pasado mediato, durante su mandato en 2020, el propio Donald Trump habló en privado sobre la posibilidad de lanzar misiles a México para destruir laboratorios de droga.
Está escrito y consignado cuando la primera vez que esos comentarios salieron a la luz pública fue a través de su segundo secretario de Defensa, Mark Esper, quien escribió en sus memorias que Trump se lo había planteado luego de preguntar si era posible que Estados Unidos hiciera parecer que el responsable de esto fuera otro país.
Una idea descabellada, como las que caracterizan al republicano, pero que hoy es alentada por quienes hacen suya la bandera proselitista de guerrear contra el narco crimen mexicano en defensa de sus conciudadanos americanos y que queda subrayado cuando al cierre de este despacho, un alto jerarca militar retirado publicó en sus redes que el asesinato de Milton Morales, cercano a Omar García Harfush próximo secretario de Seguridad Pública federal, debe ser considerado como un “acto de narcoterrorismo” y da pauta a más indagatorias desde el exterior contra el oficialismo morenista.
Al respecto William R. Fraass, asesor de seguridad posteó lo siguiente en sus redes sociales:
-“Estas son las preguntas difíciles que los políticos, líderes de aplicación de la ley y líderes militares deben hacerse sobre esta amenaza real. No sólo deben hacerse estas preguntas, sino que deben hablar, prepararse y planificar juntos ahora, porque cuando golpee la primera ola de ataques será demasiado tarde para comenzar el proceso de planificación conjunta. No prepararse es prepararse para el fracaso. Si no tomamos medidas ahora para prepararnos y planificar, cuando esto ocurra, la pregunta que todos haremos será la famosa frase del General David H. Petraeus, Ejército de los EE. UU. (Ret.): “Dime cómo termina esto.
-“Un problema cada vez más serio, mucho más que “sólo” carteles de narcóticos ilegales.
-“Estos grupos son ahora imperios criminales que están extendiendo su violencia e influencia de maneras muy preocupantes… Como sabes, áreas crecientes de México están ahora fuera del control del Estado”…
Con todo este escenario en contra, la desdibujada y pálida sombra del obradorato que se apresta a asumir el mando de las acciones lanzó desde el raquítico espacio de maniobra que le deja el Maximato a la Macuspana, que siempre defenderá “a México y a su equipo de trabajo…”.
Además de asegurar convencida que, a pesar de estos ataques, “se llevará bien con el ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, pues, no hay ningún problema”.
Habrá qué ver cómo defiende lo indefendible y se lleva bien con alguien quien desde el poder, será más corrosivo y letal contra el narco gobierno de México a través de ese arsenal de datos que usará en actos y declaraciones, tendiendo como se presume, la sartén por el mango… ¡y el mango también!
Vale…