J. Salatiel Arroyo Zamora
El nuestro, sí es un país casi perfecto, con un gobierno federal ejemplar, sumamente eficiente, pulcro y transparente, donde efectivamente sus pobladores son felices, muy felices. Indubitablemente hay retos, pero con las capacidades resplandecientes y la honestidad valiente de los lideres del régimen se ha hecho frente a los desafíos y se están resolviendo los añejos problemas por otros heredados. Aunque todavía hay mucho por hacer, pero las bases del desarrollo, paz y prosperidad han sido establecidas. Sólo faltaría concretar las reformas al Poder Judicial para extirpar el cáncer de la corrupción de una vez por todas y castigar a los saqueadores del patrimonio nacional, además de desmantelar algunos organismos corrompidos, creados para enriquecer a pudientes y privilegiados, en perjuicio de los más desprotegidos.
De ninguna manera el cometario anterior es en doble sentido o se trata de una expresión sarcástica. Es en verdad el pensamiento o concepción que la inmensa mayoría de mexicanos tienen del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de Morena y sus aliados.
En un principio creí que esa argumentación se difundía como parte de una estrategia electoral, operada por activistas de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, funcionarios públicos, aspirantes, candidatos, sus equipos de campañas y todo aquél que estuviese en alguna nómina o persiguiera un propósito personal, económico o político. Pero me equivoqué. La inmensa mayoría del electorado que acudió a las urnas manifestó con su voto que está satisfecho y avaló la sucesión del régimen, por eficaz en la solución de las demandas populares y brindar satisfactores.
Insisto, a la mayoría absoluta de compatriotas no le afecta la inseguridad, ni los más de 70 asesinatos diarios a causa de la violencia, producto de una clara estrategia fallida en materia de seguridad y prevención, donde se priorizan los “abrazos y respeto a los criminales, por tratarse de seres humanos”, en lugar de aplicar la ley a los infractores.
A pesar de tratarse de un gobierno que no cumplió la promesa de castigar a los corruptos del “pasado”, enviándolos a prisión y recuperar los bienes saqueados. No obstante distraer excesivas cantidades del presupuesto público para simular juicios a ex presidentes, para mantener entretenidos y engañados a los votantes, mientras los “corruptos gobernantes del pasado”, juzgados y popularmente condenados, despilfarran el patrimonio de todos en viajes de placer por el mundo.
La psicología de masas es incierta e inexplicable, para el común de los mortales, pues no se logra entender como un gobernante que insulta, llamando ignorantes a sus seguidores, y considera enemigos y traidores a la patria a quienes se atreven a no coincidir con su forma de gobernar, sea arrolladoramente venerado por aquellos que son descalificados por él mismo.
Es tal la obnubilación e idolatría, que resulta superior al dolor por las muertes de los enfermos de cáncer, ante la ausencia de atención médica de calidad y falta de medicinas; al sufrimiento de las madres buscadoras de miles de desaparecidos, a la indignación en contra de los privilegiados, que siguen siendo los mismos del “pasado”, pero con mayores favoritismos y más cercanos al poder.
La única explicación, es que siga firme la justificación de que los gobiernos y partidos políticos de antes (PRI-PAN y PRD), robaban más, aunque en la actualidad esa hipótesis resulta infundada; como incierta es la afirmación de que eran peores, nada más hay que cotejar las cifras de muertos y desaparecidos, así como el número de mexicanos en pobreza extrema y desempleados (los contratados por el crimen organizado no cuentan).
Otra razón, seguramente la más poderosa, es que, en la conciencia colectiva no se haya superado el rencor hacia las injusticias cometidas durante los mandatos del PRI-PAN y las complicidades del PRD. Además de seguir firme en el imaginario colectivo que esos han sido los gobiernos más corruptos, y los daños causados, así como la contaminación moral, siguen vigentes, y uno o dos sexenios resultan insuficientes para superar los perjuicios. Argumentos que serían irrefutables, si los que ahora gobiernan y se perpetuarán en el poder no tuvieran ese mismo origen. Si no hubiesen formado parte del oscurantismo gubernamental del PRI, del PAN y también del PRD.
Un elemento más de la estrepitosa derrota opositora, es que el electorado no se arriesgó a perder lo que ha logrado… aunque sea poco, pero seguro… como su inclusión en los programas sociales. Por eso se afirma que 7 de cada 9 beneficiados con los recursos públicos de los programas asistencialistas, votaron por Morena. Lo cual no sorprende, pues con ese objetivo fueron diseñados y se han operado. Sin embargo, lo que resulta extraño, es que la clase media también se haya volcado a las urnas a favor del partido de estado.
Pero, lo que más influyó en la victoria del López Obrador y Claudia Sheinbaum, es la inoperancia de los partidos opositores, la deslealtad y entreguismo de las dirigencias (nacionales, estatales y municipales). Así como la descomposición de los titulares de los órganos electorales y la intromisión abierta de la presidencia de la república y de los “poderes fácticos”.
TERMINADAS LAS CAMPAÑAS, EMPIEZAN LAS CALENTURAS POR LAS PRECAMPAÑAS
Contrario a lo que se afirma, de que los políticos son huevones… nada más alejado de la verdad. Es cierto que son improductivos, parásitos y mantenidos de nuestros impuestos, y algunos sin las contribuciones fiscales hasta podrían morir de hambre, pues no saben hacer otra cosa, que no sea andar endulzando oídos con mentiras. Negocio -la política- tan lucrativo, que algunos vividores se han vuelto millonarios gracias a ella… pero haraganes no son, pues no dejan de trabajar y si es necesario, lo hacen de día y de noche, pues así de jugosa es la retribución.
Incluso, apenas han terminado las campañas electorales, y quienes obtuvieron alguna representación popular, ya comenzaron a “trabajar” para la próxima, para el 2027.
Por ejemplo, de manera anticipada puede pronosticarse que los aspirantes a la gubernatura serán: Raúl Morón Orozco (Morena-PT-PVEM), con mayor respaldo del ejecutivo federal, su amiga la presidenta de la República Claudia Sheinbaum, el Senado y la fuerza social que ha construido en el estado, ahora con la suma de la “cargada” de los interesados por “huesos”. El candidato opositor seguramente será Alfonso Martines Alcázar, presidente municipal de Morelia por tercera ocasión. Mientras que Carlos Herrera Tello podría representar a MC, convertido en la tercera fuerza electoral nacional, por encima del PRI, cuya dirigencia estatal concretaría su adhesión formal a Morena… que de hecho son aliados (al menos con Alfredo Ramírez Bedolla).
Otros que aspiran, son Carlos Torres Piña, con un capital menguado y el estigma de que nunca a ganado una elección directamente en las urnas. Uno más, sería Juan Antonio Ixtláhuac Orihuela, cuyo oportunismos y arribismo le han permitido meterse hasta la cocina de los Morenos, que han sido desplazados por él y próximamente también lo serán por sus hermanos. Toño aprovechará que el gobernador se ha quedado sin perfiles competitivos para hacer frente al liderazgo de Morón y estar en condiciones de negociar privilegios y protección a su salida, apoyando a un proyecto fresco (aparentemente) para lanzarlo al ruedo y usarlo en las mesas de negociaciones.
Respecto a Zitácuaro, podemos pronosticar que para el 2027 desde ya se están apuntado los hermanos de Juan Antonio Ixtláhuac, Vanessa y Juan de Dios, en Morena, quiénes aprovecharán la popularidad del hermano y los recursos del municipio para capitalizarse y proyectarse en busca de la candidatura a la alcaldía, diputación local o federal. Espacios que tendrán que disputar con la familia Bernal Martínez (PT) y Rivera Camacho (Morena), las demás expresiones serán de “relleno”, relegadas a espacios de consolación.
Por el lado opositor al oficialismo municipal, crecerá la organización y fortaleza de las comunidades indígenas, con la figura del Autogobierno, y con ellas el liderazgo de Armando Carmona Guzmán y Silvestre Chávez Sánchez. Otro fuerte aspirante a la alcaldía será Armando Flores (MC), por sí mismo o alguno de sus trabajadores.
A LA BAJA LIDERAZGO DE IXTLÁHUAC
El inconveniente de Toño, es que, inverso a lo que sucede en Morena a nivel nacional, estatal y distrital, con una fortaleza creciente y liderazgo arrollador, el alcalde de Zitácuaro ha venido a la baja electoralmente, obteniendo en la reciente jornada electoral menos votos que hace tres años. En tanto, sus debilidades y desaciertos como presidente municipal, han incrementado la solidez opositora que, con la alianza de dos de sus candidatos, hubiese sido derrotado en las urnas.
El padrón electoral de Zitácuaro, es de 125 mil 890 ciudadanos facultados para ejercer el sufragio. De ese universo acudieron a las urnas, el pasado 2 de junio, 68 mil 592 personas. Lográndose una participación ciudadana del 54.43%.
La votación más alta la tuvieron:
Morena: 19, 669 votos.
PVEM: 10, 163.
MC: 7,518.
PRI: 5,836.
PAN: 4, 485.
PRD: 4,034.
PT: 3,870.
José Antonio Bernal (independiente): 2,286
PES: 1,558
Más Michoacán: 323.
En resumen, Juan Antonio Ixtláhuac, bajo las siglas de Morena y el PT, logró 24, 876 votos. Rosy Salinas conquistó 15, 338 voluntades y Armando Carmona 10, 173 sufragios. Hubo quiénes, cuatro o cinco días previos a la jornada electoral del 2 de junio, ante los amagos y hostigamiento de los operadores de los candidatos del partido en el gobierno, sugirieron a los equipos de Armando y Rosy la suma de liderazgos para la integración de un gobierno ciudadano de composición. No fue posible. Pero de haber aceptado la sugerencia (que podría servir en el futuro), se habría ganado… pero el hubiera no existe. Y cada uno por su lado acariciaba la victoria de manera anticipada, con excepción de Armando, que tres días antes de la elección invitó a votar por quien fuera, menos por la reelección.