J. Salatiel Arroyo Zamora
Una Expo Feria es un evento que reúne a productores, empresas y comerciantes para mostrar sus mercancías y servicios a visitantes. También se le conoce como Feria Comercial o Exposición. El objetivo es presentar novedades, exponer productos, captar ideas para la generación de nuevos productos, aumentar la venta y redes de distribución, incrementar el número de clientes, adquirir información sobre la competencia. En resumen, se trata de un escaparate comercial, cuyo propósito es incrementar la productividad, el empleo, las ventas y generar riqueza.
Normalmente en las Expo Ferias se instalan estands para la exhibición de los mejores ejemplares de ganado, productos agrícolas, maquinaria y equipo para el campo, fábricas, talleres y oficinas, se exponen artesanías, obras de arte, mercancías de todo tipo y hasta propuestas académicas de centros escolares de diversos niveles. Pero en Zitácuaro esto no sucedió, pues la exposición que predominó fue la de bebidas embriagantes… no de productos o herramientas que incentivan la cultura, la productividad y el desarrollo económico.
Lo más atractivo de la Feria Expo Monarca 2025, fueron los juegos mecánicos y los espectáculos artísticos, estos últimos considerados exitosos por la concurrida asistencia, en su mayoría familiares y seguidores de los que gobiernan el municipio y de los subordinados de estos, integrados en la nómina del ayuntamiento. Algunos acudían por voluntad, aprovechando la repartición -en ocasiones masiva- de pases o boletos de cortesía, otros incluso fueron presionados a ir y llevar personas, para que entrarán gratis a ver a los artistas.
Lo importante era hacer creer a los zitacuarenses que la “Feria Expo Monarca 2025” era exitosa, atiborrando el supuesto “nuevo” centro de espectáculos “Arena Heroica” o la Plaza de Toros Eloy Cavazos, dónde lo único nuevo es el nombre y algunas remodelaciones, que seguramente nos costaran millones de pesos.
No importó que para llenar de gente se regalaran los boletos y se generarán pérdidas económicas… al rato se verá de donde se repone ese dinero, se inventa un nuevo impuesto, se incrementa la cantidad de multas a motociclistas, se realiza alguna remodelación de calle u oficinas, espacios públicos, domos en escuelas, y se declaran como obras nuevas y se eleva el precio. Finalmente, ese gravamen se cargará a los contribuyentes, que se quedarán con la idea -muchos- que la principal fiesta de los zitacuarense fue “históricamente” célebre… aunque las instalaciones del recinto ferial hayan permanecido vacías, de expositores y visitantes.
Y no habrá quien exija rendición de cuentas o se transparenten las acciones, menos los recursos. Pues los señores regidores y nuestras flamantes diputadas andan en “otro mundo”, en el de la complacencia y los privilegios, otros de luna de miel con el poder o de borrachera con el cargo, algunos haciendo negocios con él, buscando perpetuarse o pretendiendo hueso más jugoso.
Esas arbitrariedades de los gobernantes y sus funcionarios, así como la indolencia de los representantes populares y la complaciente apatía (en ocasiones complicidad) del partido en el poder, tarde o temprano perjudicará al movimiento, supuestamente regenerador, que los encumbró en el poder y gracias a él hoy comen con manteca.
Ciertamente todos merecemos momentos de esparcimiento, más cuando se trabaja con intensidad y el esfuerzo repercute en beneficios para la colectividad que se representa. En caso de Zitácuaro, fueron los “lideres” del municipio y su gabinete quienes más disfrutaron las festividades de Aniversario de nuestra Constitución de 1917, a través de los espectáculos conmemorativos a la Expo Feria Monarca 2025. La fiesta fue de ellos y para ellos, aunque con cargo para todos los zitacuarenses.
Afortunadamente la pachanga ha terminado, ahora es momento de trabajar en serio y con las pilas recargadas demostrar que los electores no se equivocaron en reiterarles la confianza, a pesar de los exiguos resultados durante las administraciones pasadas (ellos que son tan proclives de culpar de todo lo negativo a los de “antes”, aunque sean los mismos de ahora).
Ahora sí, a la brevedad, veremos a Zitácuaro convertido en la “capital financiera” de Michoacán y los resultados de la magnánima e “histórica” inversión privada de empresas trasnacionales, como Arauco que, desde octubre del 2022, está invirtiendo 4 mil 700 millones de pesos y generando tres mil empleos, anunciados desde el trienio pasado. Oferta laboral tan grandiosa que, se había dicho no alcanzaría la mano de obra de Zitácuaro para cubrirla y se haría necesario contratar personal de otros municipios de la región, como Ocampo, Angangueo, Tuxpan, etcétera.
Ese potencial económico y laboral terminaría de tajo con la necesidad de ejercer el comercio informal, invadir calles, parques, jardines y banquetas para vender nuestros productos y mercancías. Sin embargo, alguien ha estado mintiendo, engañando a incautos, pues el ambulantaje está creciendo (lejos de disminuir) y gran parte de la población hundida en el desempleo, pobreza y marginación, siendo el comercio informal y la producción agrícola de las principales actividades económicas generadoras de salarios.
Pero, una vez terminado el circo de la Feria, esperemos ahora sí empezar a ver los resultados prometidos, y no más parches de obras, ni edificaciones innecesarias, utilizadas para disfrazar desvíos de recursos y otras tropelías.
LA CORRUPCIÓN NO SE VA, ENRAÍZA y CRECE CON LOS GOBIERNOS DE “LA TRANSFORMACIÓN”
Algunos no necesitamos que organizaciones mundiales nos tengan que decir que nuestro país retrocede y se hunde en materia de corrupción, como sucede con “Transparencia Internacional”, organismo no gubernamental que promueve medidas contra la corrupción política en el ámbito global y que ha reprobado a nuestra nación, atribuyéndole la peor evaluación, en opinión de especialistas, analistas de riesgo financiero, personas de la academia y negocios, sobre la corrupción en cada uno de los 180 países evaluados, donde México logró una calificación de 26 puntos, de 100 posibles.
No necesitamos que del exterior nos vengan a decir que estamos mal, cuando aquí, todos los días, lo padecemos. Sólo que abundan quiénes -por conveniencia personal- se niegan a aceptarlo. Tampoco es necesario que intenten hacernos abrir los ojos para darnos cuenta que no hay diferencia, al momento gobernar, entre un partido neoliberal o conservador con los que integran el movimiento de regeneración, de la Cuarta Transformación o del Segundo Piso, pues claro está que la descomposición no es asunto de partidos, ni siquiera de agonizantes corrientes ideológicas. Ya que se trata de un vicio generalizado entre buscadores de poder.
No requerimos que del extranjero se intente amagarnos acusando de terroristas a nuestros compatriotas para entender que es cierto, que son crueles, despiadados, inhumanos y sus acciones tienen el propósito de generar pánico en la población como medio de sometimiento y control; y que, además, para lograr sus objetivos, cuentan con la colaboración omisa, negligente y cómplice de todos los gobiernos, en sus tres niveles. Que de repente son peores o más criminales, hipócritas y despiadados los gobernantes que la delincuencia civil.
Nos queda claro también que la intervención extranjera ayudaría a eliminar esos lastres, que representan la peor desgracia para el país y para los mexicanos. Aniquilar a los terroristas y sus “aliados” devolvería la paz y seguridad a la nación. Pero eso, es lo que menos interesa a los extranjeros injerencistas. Ellos pretenden erradicar una dominación para imponer la propia.
Es cierto que nuestros gobernantes merecen la presión que están padeciendo por parte del gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, por omisos, negligentes, solapadores y fomentadores, pero son nuestros gobernantes.
Es verdad que aniquilar a los cabecillas del crimen organizado nos devolvería la paz y evitaría que la población se levante en armas para la autodefensa, que traería como consecuencia derramamientos innecesarios de sangre entre hermanos, que pagan impuestos para que la autoridad realice ese trabajo… pero, además, se trata de nuestros delincuentes, que no tienen porque ser perseguidos, arrestados y “aniquilados” por extranjeros, en nuestra propia tierra.
Así que, aunque algunos repudiemos la idea, debemos dar muestra al exterior de ser un país unido, fuerte, apoyando a la presidenta una vez más, aunque no lo merezca, es por nuestra Patria. Ya habrá momento de apretar “tuercas” en los futuros procesos electorales, si somo responsables y aprendemos la lección.