Transformando/Oportunidades

Comparte la noticia:

Los amagos de aranceles de Donald Trump, cimbran al mundo, sin embargo, cada día pierden credibilidad, al final de cuentas, en la práctica, siempre encuentra un motivo para aplazarlos.

Minimizar el impacto de los aranceles, no necesariamente viene de la respuesta a los países, aunque no podemos descartar las reacciones de Canadá, la Unión Europea, el gigante Chino o las reacciones pasivas de algunos otros países, como México, que le está apostando a la renegociación y que Donald Trump públicamente, agradece que no haya habido una respuesta y que el gobierno mexicano haya permitido que los aranceles sean absorbidos por el sector productivo, aclaro no por el gobierno, sino por el sector productivo.

Sin embargo, las cadenas productivas a nivel mundial generadas por la globalización que comenzó en la década de los noventas, provocan que la integración de componentes a nivel mundial, haga muy difícil que funcione el proteccionismo que está buscando Donald Trump con la imposición de sus aranceles.

Por ejemplo, empresas como Apple tiene una integración de más del 60% de componentes que se producen en países que están fuera del T-MEC, cálculos señalan que producir el último iPhone únicamente de Estados Unidos, al menos duplicaría el costo para el consumidor.

Donald Trump, únicamente está encareciendo al mundo, los petroleros tejanos ya se están quejando, al igual que la industria automotriz y también que todas las empresas que necesitan de los chips asiáticos para poder subsistir, sin dejar atrás las empresas textiles que dependen de Tailandia, Vietnam, etc., para poder producir los productos que inundan el mundo.

Si bien, la estrategia de Trump, le ha funcionado porque no se ha disparado la inflación en Estados Unidos, hay que considerar que es muy pronto para ver el efecto, ya que no todos los países han respondido con represalias hacia ese país.

La solución no necesariamente vendrá de Estados Unidos, ni tampoco de los aranceles recíprocos que podamos ponerle, ni de presidentes envalentonadas que quieran iniciar una guerra comercial con el gigante americano.

La solución vendrá del fortalecimiento de las cadenas productivas internas, de la velocidad con la que cada país puede sincronizar la oferta y la demanda interna, sustituyendo de alguna forma, las exportaciones y disminuyendo las importaciones para tener una balanza comercial positiva aún con aranceles, la velocidad con que los gobiernos comiencen a explorar otros mercados, porque muy pronto serán más atractivos los productos no estadounidenses y entonces podremos ver el resultado real de esta cruzada de Donald Trump.

La mala noticia es que quedan más de tres años y medio donde estaremos viviendo esta amenaza, qué tal parece que es la única herramienta que tiene Trump para poder negociar.

Al día de hoy, la mayoría de los países están a la expectativa de la reacción de los mercados ante las vencidas entre la primera y segunda economía del mundo, Estados Unidos y China, la realidad es que ninguno saldrá victorioso, el que más aguante será el que tenga menos daño, sin embargo, ambos están haciendo un mundo más caro, al que deberemos estar atentos donde la ventaja competitiva, ya no nada más, será servicio, calidad o precio, sino también quien logró tener un arancel menor, porque Estados Unidos sigue siendo un gran socio comercial para México.

POSDATA:  

                        Siguiendo su estrategia Trump, ahora amenaza con aranceles por incumplimiento de acuerdo de agua de hace 80 años, mejor que continúe presionando por las extradiciones.

¡Es tiempo de los ciudadanos! …. expectantes.

Abelardo Pérez Estrada

Empresario, Analista, Expresidente CANACINTRA