Christián Gutiérrez Alonso
Lo que vi ayer domingo en la plancha del Zócalo de la CdMex, fue el regreso del PRI de la época de los 70, cuando Luis Echeverría era un presidente de México autocrático, populista y gobernaba al país sin contrapesos. Sus eventos masivos eran una puesta en escena con legisladores, alcaldes, sindicatos, empleados públicos, obreros y gente necesitada que respondía forzadamente a padrones de programas gubernamentales.
Aquel, fue el México marcado por una dictadura blanda, con un partido hegemónico, con las cámaras del congreso como apéndices del poder ejecutivo y con un esquema de políticas asistencialistas efectivas, pero esclavizantes.
El de hoy, es un México que vive la 4ta Etapa de la transformación del PRI, y resulta efectivo porque los programas sociales que esclavizan haciendo dependientes a las personas, serán efectivos en las urnas.
El poder judicial en México no tarda en convertirse en un apéndice del poder ejecutivo, los contrapesos están siendo borrados y la oposición clásica (PAN, PRI) continúa tratando de levantarse, pero lo hace sin claridad, sin algo atractivo que vender en su discurso.
En Michoacán, algunos gobernantes estatales de Morena y algunas y algunos alcaldes operaron sus visitas con acarreos de gente necesitada al zócalo de la capital. Eso sucedió en Michoacán y en todo el país, pero no hay por el momento una oposición con el ánimo de evidenciarlo y diversos medios de comunicación están abatidos ante el avasallamiento de la cuarta etapa del PRI con cara setentera.
¿Qué sigue para Claudia Sheinbaum? Ella lo hace bien. Ella gobierna de acuerdo al manual que le heredó López Obrador.
a) Programas sociales para tener cautivos millones de mexicanos.
b) Mano flexible con algunos líderes criminales.
c) Continuar contando la historia del neoliberalismo de ricos contra los pobres del país.
Ella no tiene la culpa. El problema se irá viendo hacia adelante en la calidad de la vida de millones de mexicanas y mexicanos.
Fondear el dinero que regala la cuarta etapa del PRI con cara setentera, es carísimo y ese dinero tendrá que salir de algún lado: o seguir endeudando al país, lo cual será pagado por el ciudadano ordinario tarde o temprano; o seguir echando mano del cobro de impuestos a los de siempre, hasta que no aceleren el ensanchamiento de la base que tributa.
Al final, como en la época del viejo PRI: con asistencialismo y ahora con una historia contada que toca el botón sensible de las personas que dispara resentimiento acumulado, será como afiancen sus gobiernos.
*El autor es consultor y capacitador de políticos, partidos políticos y gobiernos, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.