Desde mi ronco pecho/¿Cumpleaños feliz?

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Jonathan Arredondo

Justo hoy, la capital del estado cumple 481 años de su fundación; nombres ha tenido varios, pero es Morelia como la llamamos actualmente en honor a uno de los hijos predilectos de esta región, José Ma. Morelos y Pavón. Son casi cinco centurias las que conmemoramos este día, sin embargo, parece que hay poco por qué celebrar.

Morelia, la ciudad capital de Michoacán, se pelea con Zamora el primer lugar entre las ciudades más violentas no sólo del estado, sino de todo el país; los homicidios dolosos se cuentan a puños, los feminicidios, destacan; la venta de droga el menudeo se da al por mayor en cada rincón de la geografía, robos a negocios, hogares, transeúntes, a vehículos y de vehículos, son el pan nuestro de cada día, eso además de obras inconclusas y un verdadero caos vial.

Respecto de lo anterior, las autoridades de los tres niveles de gobierno poco o nada hacen. Sobre servicios básicos hacia la ciudadanía, Morelia también se encuentra mal, calles destrozadas, en penumbras, hogares sin agua, (que por cierto es de las más caras del país), basura, contaminación, asentamientos urbanos irregulares, pobreza, algunos de los puntos por los cuales, creo, poco nos da para celebrar.

Esfuerzos de la actual administración local y de las anteriores los hay, sin embargo, son insuficientes para una ciudad capital que día a día crece a pasos exorbitantes, las necesidades de los morelianos superan a las acciones que emprenden los gobiernos y el rezago es mayor.

Aunado a lo anterior, nosotros como ciudadanos tampoco aportamos mucho para festejar a Morelia como se debe, basura en la calle, ríos y drenes de la ciudad, falta de cultura y respeto a las normas que marcan la ley, son algunos de los puntos por los cuales tenemos a la ciudad en las condiciones que está.

Son 481 años de vida, de historia, de logros, de gente valiosa, de un pueblo trabajador, pujante con ganas de progresar, de vivir en paz, armonía, sí hay porque celebrar, pero por desgracia los prietitos en el arroz impiden, desde mi particular punto de vista, festejar como se debe el cumpleaños de la ciudad de la cantera rosa. ¿será un cumpleaños feliz?