Jonathan Arredondo
Hoy, desde el Congreso del Estado, el diputado local, coordinador de la bancada de Morena, Fidel Calderón Torreblanca, aseveró que la violencia que se vive en el país es una herencia que dejaron los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón y que su partido trabaja para construir la paz con justicia.
Todo bien hasta ahí, tiene razón, la actual violencia que vive el país se podrá adjudicar a los gobiernos de los blanquiazules, así como a los emanados del PRI, lo que al diputado se le olvida es que, en el caso de Michoacán, la violencia como la conocemos hoy en día inició con los gobiernos perredistas de Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel, que casualmente hoy son férreos defensores de la 4T.
En el gobierno del nieto del Tata Lázaro, hoy cercano, muy cercano al presidente López Obrador, dieron comienzo las matanzas, las decapitaciones y demás muestras de extrema violencia, para refrescarle la memoria al diputado, las cabezas que dejaron en un bar de Uruapan, otras más abandonadas en los límites de Tepalcatepec, colgadas justo en una cruz ubicada en un puente vehicular.
El primer acto terrorista dirigido contra el pueblo, se dio durante el gobierno del entonces perredista y ahora moreno de corazón, Leonel Godoy, donde por cierto él, Calderón Torreblanca, era solamente el secretario de gobierno, en ese periodo también se atentó contra alcaldes, policías e incluso, contra la entonces secretaria de Seguridad Pública en la entidad, Minerva Bautista.
Los supuestos actos de corrupción o indicios de nexos con grupos criminales que se presume ocurrieron con Genaro García Luna, y que acusa el legislador local, también se dieron en Michoacán dentro de las administraciones “perremorenistas”, el “Michoacanazo”, no sólo señaló a un funcionario, arrasó con el procurador, subprocuradores, secretarios de estado, policías y hasta empresarios, si bien todos salieron absueltos, el señalamiento ahí quedó.
Hoy, Fidel Calderón, aseveró que el Ejecutivo estatal está enfocado en la atención de las causas de la pobreza y la marginación, dejando atrás la guerra estéril como estrategia, al respecto, querido lector me pregunto, ¿cómo le va a hacer el actual Ejecutivo estatal para lograr la paz que tanto anhelamos los michoacanos, si los actuales encargados de conseguirlo son los mismos actores que en el pasado reciente, poco o nada pudieron hacer para evitar la escalada de la violencia en la entidad?.
No cabe duda, que entre la clase política la memoria es poco utilizada a la hora de despotricar desde sus trincheras contra sus adversarios, acostumbran escupir hacia arriba sin tener en cuenta que les puede caer en la cara.