Salvador Hurtado
Septiembre es el mes de la patria y así se publicita en todos los medios posibles; ¿sabremos realmente qué significado tiene la palabra patriotismo? O en el peor de los casos: convertirse en patrioteros. Patriota es la persona que tiene amor a su patria y procura en todo su bien. Patriotero, en cambio, es quien alardea de manera excesiva e inoportuna su patriotismo, y en consecuencia lo que no se debe hacer es manifestarse de manera escandalosa, esta es una de las especialidades de bastantes políticos que se escudan en ello a diario para sus intereses monetarios y de poder, ahora mismo andan bien tendidos quedando bien con su jefe, eso de que representan a la gente es mentira.
Hablando del patriotismo. En general los mexicanos somos muy sentimentales hacia nuestra patria. Siempre que veamos en algún acto importante una bandera, se moverá algo en nuestro interior, cualquier mención en una película o por algún artista nos dará orgullo y emoción. Estando en el extranjero, encontrarse con alguien de México traerá sonrisas y platica, aunque estando en casa no crucemos ni la mirada, al contrario ver al prójimo con cierto desprecio y por el hombro.
Podrá creerse en la buena voluntad del ejecutivo federal y su patriotismo cuando en el partido de su propiedad, las piezas en el tablero político comienzan a acomodarse ante la eminente conclusión de su administración, el mismísimo licenciado sin decoro alguno dio a conocer que el segundo de sus hijos Andrés Manuel López Beltrán (mejor conocido como Andy), forma parte en el acomodo, donde queda claro que AMLO estará ´presente en todo a través de su hijo el cual seguramente serán sus ojos, oídos y transmisor de órdenes. Hay que recordar que el gobernante fundó a morena utilizando de forma subliminal he inteligente las siglas para relacionarlo con lo religioso, morena le dio resultados inmediatos, pues del 2014 de creado, con el llegó a la presidencia en su tercer intento cuatro años después. El licenciado no ha precisado en qué cargo despachará su hijo, pero fuentes periodísticas fidedignas han afirmado que será en la secretaría de Organización del partido, el área estratégica encargada de los comités de promoción del voto distribuidos por todo lo largo y ancho del país.
Para muchos es anti patriótico el que todos los días, el licenciado, elige un enemigo y lo embista. Desde el púlpito presidencial insulta a los investigadores, descalifica a los doctores, trivializa a los técnicos, empequeñece a la violencia en el país, resta importancia a las mujeres víctimas y los feminicidios e inventa complots en su contra, arremetiendo además contra otros sectores de la sociedad. En cada conferencia, un presidente que se dice pacifista y humanista se vuelve rijoso y peleonero. A pesar de haber mucho malinchismo y discriminación, en nuestra esquizofrénica sociedad también hay patriotismo y estas dos posturas opuestas causan un poco de división alentada por políticos sin escrúpulos que no pasa por fortuna de una discusión un poco acalorada y en ocasiones con leves empujones. “Patriotismo es cuando el amor por la totalidad del pueblo es lo primero; patriotero, cuando el odio por los demás que difieren, le hace provocar conflictos entre familias y amigos”.
El patriotero se embriaga, alardea, arma pleito, grita ¡Viva México, cabrones!, dejando ver su rancio complejo de inferioridad y dejando sucio el sitio de su celebración porque al ser mexicano tiene la “libertad” de hacerlo y si vive bajo el amparo oficial, peor tantito. El patriotero está perdido sin saberlo, no halla su lugar en el mundo; llama de forma desdeñosa, “gachupin” a los españoles e “indios” a los indígenas aun cuando sus ancestros lo fueron.
Alguna vez; (Renato Leduc dijo a un sujeto que golpeaba y decía “india” a su mujer que conocía bien el poeta: “¡Mire cabrón, si usted tiene los ojos verdes, es porque seguramente su mama fue amante de algún gringo y si agrede otra vez a su mujer, de mi cuenta corre que lo metan preso o yo mismo le parto su madre”). El patriotero se tumba sobre un sillón o busca a “sus iguales” para embriagarse y ver la jornada de fútbol. Si al paso del tiempo sus hijos caen en adicciones, abandonan la escuela o salen desorientados, dirá que éstos fallaron, que no fueron fuertes o no tenían buena madera. El patriotero cree que progreso significa que el peso gane unos centavos frente al dólar y que la selección nacional de fútbol pueda ganarle un partido a E. U. al cual desde hace tiempo no gana. El patriotero se presta a cualquier marcha que le ordena el sindicato porque le dan un día libre y cree con eso desquitarse de la manipulación… aunque de lo único que se daña es su propio lugar de trabajo, el estado y su gente.
Hay que acordarse que sólo por el hecho de ser mexicano vale la pena vivir y se refuerza la idea de familia integrada, unida alrededor de la mesa; hasta la comida picante es elevada a símbolo de identidad. ¿Qué se festeja? El país tiene un pasado de opresión, que junto con el sistema en turno, la televisión, la falta de educación, las telenovelas, los reality, empeoran el escaso nacionalismo, todos estos espectáculos, han creado un mexicano patriotero y no patriota, llorón, pero esa forma de ser conviene al régimen, a los políticos a los ricos, al mismísimo presidente, porque el mexicano ve normal la tragedia. Desde niño es ese el escenario que nos presenta el gobierno, la escuela, la iglesia, nuestros padres y mucha de la sociedad pudiente he hipócrita.
La gran mayoría de la sociedad sigue necesitada y le siguen achacando a cuestiones del destino o de una naturaleza con la que no se está de acuerdo, o como lo dice el licenciado culpando desde el pulpito a los gobiernos pasados de las desgracias y que tal vez muchos ignoran o fingen no saber que este gobierno proviene de ahí mismo. Hay una enseñanza y que el gobierno la ha aprovechado, el mismo mandatario expresa; “cayo como anillo al dedo”, para hacer de miles unos chillones, cobardes, valentones cuando no es trascendental o se critica a su supuesto dadivoso héroe. Muchos de nuestros paisanos y familiares que trabajan en el vecino país del norte, tienen la creencia de que el licenciado ira al cielo con todo y bastón de mando, el que se atreve a condenarlo por sus hechos, corre el riesgo debido a la creencia que agarrarse a chingadazos por ese personaje, es un acto de hombría y patriotismo; el otro lado de la moneda es que nos tocó conocer varios mexicanos en el vecino país del norte que a las dos semanas estaban llorando por madrugar o el clima, porque no tenían a su mamá, o a su mujer, sus taquitos, o escuchaban “cielito lindo”.
Queda claro que todo ha sido por una enseñanza cultural, con un fin específico y ventajoso para algunos. Muchos nos conformamos en lo sentimental del 15 de septiembre, la idea del mexicanismo de Chava Flores a la de José Alfredo Jiménez. Eso de un mexicano tomando y llorando en el rincón de una cantina y jurando desagraviar queriendo matarse… algunos superaron el querer matarse cuando los ha decepcionado el sistema o la mujer amada, ni intentar vestirse de charro por lo costoso. Se nos hace más divertido lo de Chava Flores y más cuando nos vimos aquellas noches en los bailes de la colonia industrial con el toca discos de don Ángel que instalaba bocinas en la azotea de las viviendas al grito de las muchachas ¡ya llegaron los gorrones, así que a bailar!.
“Chava, dentro de lo suyo, fue un poco más crítico. Vean las pachangas de hoy: están en la avenida Madero o en cualquier otra calle céntrica bebiendo y oyendo música en los carros, pero a las tres de la mañana en la casa de alguien todos cantando a José Alfredo o a José José, y se quieren desgarrar las venas, con lágrimas y gritando soy mexicano y muy macho y “chingue a su madre el mundo” .“Y todos estos gritos patrióticos de un día, enseñando banderitas y trompetillas. Este mes a muchos no cae muy bien. Todos los países son nacionalistas y tienen sus fiestas, pero los que son más patrioteros, más nacionalistas, son los que viven peor. En un país justo no se hallan banderas por todos lados y menos banderotas.
“Aquí la televisión hace lo que en ningún lado: se apropió de los valores de una cultura, hasta hacer una caricatura grotesca del espectador similar al de los personajes de las series, realitys y telenovelas. Es cada vez más ignorante y vulgar el espectáculo, desde hace alrededor de medio siglo a empeorado. La actual televisión aquí es una de las peores cosas que pudo haberle pasado al país con la mayoría de las grotescas transmisiones cuyo contenido ha sido de pésimo gusto… pero en México esta idea lacrimosa se ha hecho predominante por medio de la fiebre de regatón, de las telenovelas con un contenido miserable, de cine algunas cintas de buen contenido, la mayoría como “no manches Frida” para bobos, . Los gobernantes hoy organizan actos populares de gran dimensión, como los conciertos que estableció nuestro mandatario en Michoacán para que la gente acuda, al fin se trata de distraerla de una realidad nada buena.
En el mundo sin fingir tanto patriotismo, no se ven una empresa de televisión como las que hay en México. Para los mexicanos es como normal asociar la pantalla chica a una empresa que menosprecia a los de casa, por supuesto, las fuentes y criterios que se aplican es contratar a Venezolanos, Argentinos, Cubanos principalmente entre otros países latinos y en algunos casos vemos de Ucrania o de Rusia: en septiembre, solo este mes al año, se disfrazan con trajes típicos, música de nuestro folklor y con el consabido ¡Viva México!. Existe en contraparte la visión, de que todo lo del extranjero es mejor y muestras hay bastantes. En México, la elección de actores depende de prejuicios raciales. En el mundo publicitario, esta práctica resulta más que evidente. El cine y la televisión, sin embargo, también recurren y abusan de los estereotipos a la hora de elegir un elenco. Parecería que el teatro es la única trinchera para romper con estas prácticas; aunque, como evidencian las voces recopiladas sobre este tema, en más de una ocasión también sucumbe a la terquedad de la discriminación contra los mexicanos.