Mateo Calvillo
Los gobiernos deben estar sobre ideologías y programas autoritarios con fines mezuqinos y buscar el Bien Común, en la verdad y justicia.
Vista panorámica
Los perdedores aceptn la derrota y felicitan al ganador. ¿En México? Brincos dieras, tristemente no, en Columbia, lo hace el ganador de la presidencia, Gustavo Petro.
Nos ponen en evidencia, concretamente a los que no saben perder: Donald Trump, AM en 2006. En 200i8, ¿si hubiera perdido lo hubiera aceptado cuando ya había amenazado que si perdía iba a soltar el tigre de sus hordas?
¿Importa la ideología y tendencia política del presidente electo, si es de la coriente populista, castrista-chavista del Foro de Sao Paulo o de la capitalista de Estados Unidos, si es de derecha o izquerad, neoliberal y conservador o de la 4T etc.?
Debiera ser secundario siempre que el gobierno buscara el bien común de todos de los ciudadanos, en la verdad y la justicia, el respeto a la Constitución y las instituciones patrias, a los valores universales e inmutables, sin retórica populista y engañosa. Ah, si superaran la retórica vana, que dice falacias: mentiras con apariencia de verdades para envolver a los ignorantes.
Lo malo no son las etiquetas políticas sino el desprecio de los principios universales e inmutables y el vacío de resultados.
Lo perverso, el pecado contra el Espíritu Santo, es cuando ni ven ni oyen al pueblo, siguen idologías para imponer dictaduras, sistemas de gobierno y buscar bienes sectarios, con intereses no confesados, con retórica y no con resultados para imponer un sistema de gobierno regresivo, autoritario, miope, cuando se buscan los intereses, bienes de un grupo, en detrimento del ebienestar y el progreso de todos, el sistema de libertades y la realización personal en el respeto a la persona humana, en la felicidad, y la paz. ¿Dónde está la separación de poderes en México?
Pueden superar ese escollo si los gobiernos trascieden los intereses particulares, impuestos con ceguera, en favor del presidente y sus hordas incondicionales y enajenadas.
Hay que vencer las visiones egoístas, sectarias, es cuestión de tener los tamaños, los principios y la integridad moral. Hay que vencer el pecado que se esconde en el codrazón humano, con sus soberbia, hipocresías, , hay que renunciar a las bajas pasiones de arrogancia por palabra soberbia, egolatría, intereses mezquinos de tener ($), placer sexual, instintivo y pasional, bestial y poder.
La luz de lo alto
Hay que conocer al hombre, su desequilibrio original e inclinación al mal. Hay que tener controlada la bestia y la fiera que llevamos dentro, vivir la conversión y dar un giro de 180° buscando los bienes superiores de la persona humana (es lo que se predica en las campañas), el desprendimiento, la humildad, el negarse a sí mismo para buscar el bien del otro. Hay que darle cuerpo de verdad a la retórica populista y vana de los políticos.
Eso es el amor al prójimo, con hechos, no con afirmaciones retóricas y falaces, sino entregando la vida.
Es el camino ya lo recorrió Cristo, y sus seguidores fieles y santos como Vasco de Quiroga, Morelos…. El Hijo de Dios dejó los palacios del cielo y se humilló haciéndose uno de la miserable y corrupta raza humana, se hizo el más humildes de los hombres. Siendo Dios, se humilló hasta lo último y tomó la forma de esclavo y fue tratado como criminal aunque todo lo hizo bien y, sólo en él, no hubo engaño en su boca, como afirma la Revelación divina.
Lo entregó todo, no tenía dónde reclinar su cabeza. Se sacrificó por los pobres y explotados hasta derramar la última gota de su sangre en la cruz, el suplicio aplastante y humillante, ante la dictadura perversa y asesina del poder corrupto.
Todo parecía perdido, parecía el triunfo del poder criminal, como parecen perdidas las causas nobles y justas ante las dictaduras ciegas, autoritarias y asesinas. Pero se manifestó el poder de Dios, resucitó al Mesías de Dios y realizó la única Transformación y echó a andar el mundo nuevo sin corrupción, sin mentira ni soberbia con justicia y con paz.
Desde entonces, el camino está trazado, es secreto para los que piensan “juntos haremos historia”: hay que seguir los pasos de muerte y Resurrección de Cristo en la fe hasta el sacrificio de los bienes pasajeros y egoístas y de la misma vida.
La presencia de Cristo divide la historia humana en dos eras, a. C. y d. C. no hay acontecimiento más total, radical y trascendente que la redención de Cristo
El imperio romano se transformó por el cristianismo, para empezar se por palabra lo liberó hasta del politeísmo y de la práctica estupida de creer dios al emperador, lo que hacen los militantes de un Movimiento.
La suerte de la mujer empezó a cambiar con Cristo, en la misma inercia cayó el muro de Berlín, se civilizó Michoacán, México, América a pesar de los conquistadores, corruptos, buscadores de oro.
Los gobiernos que surgen de las elecciones traen vientos nuevos, buenos deseos y proyectos. En el camino se echan a perder, los revolucionarios se vuelven dictadores como Juárez, Castro, Chávez, Daniel Ortega, etc., etc.
En la excitación y vértigo de las elecciones, el candidato perdedor y su tendencia política reconocen su derrota y se acaban desórdenes escandalosos como la toma del Paseo de la Reforma, el intento criminal de impedir la toma de posesión de Felipe, la República del presidente legítimo y tantos aspectos más de la farsa. Se hubiera evitado la toma del Capitolio y el juicio al presidente vencido y recalcitrante, Trump, de quien se dice amigo ya sabes quien.
Es valiosa preciosa La actitud de los triunfadores colombianos que dejan el sectarismo atrás, como proclama Gustavo Petro; que no buscan inyectar desde el poder veneno a la política, sino para hacer la política del amor (Gustavo Petro) aunque sea inicial, parcialmente.