Jorge Hidalgo Lugo
De lo patético a lo ridículo.
De la arrogancia doméstica a la ignominia internacional mal disimulada.
De lo pendenciero de barriada a la graciosa huida pese a invocaciones patrioteras de ejecutar el himno nacional con el ejército de limosneros del bienestar a sus órdenes.
Así se podría describir la lamentable actuación que ha tenido la primera mujer en alcanzar la presidencia de México ante las actitudes prepotentes del próximo gobierno de la Unión Americana, con Donald Trump a la cabeza, con el ingrediente principal de prestarse -hasta el momento- al espectáculo mediático montado por el Republicano.
Falta total de oficio político y carencia absoluta de manejo diplomático haber caído en la trampa tendida al creer que con una actitud contestataria bajo el arropo de la tribuna marranera, sería más que suficiente para que el aun no presidente formal de los Estado Unidos sintiera que se enfrenta a una estadista de alto vuelo a la que debería tener no sólo consideraciones, sino temor y respeto.
Muy lejano concebir una actitud comedida o de caballerosidad en alguien que no sólo fue capaz de orquestar un asalto vandálico al Capitolio, sino además sortear toda clase de obstáculos en los tribunales de justicia estadunidenses, saliendo avante y fortalecido para arrasar en los comicios de noviembre pasado.
Pretender ignorar de lo que es capaz si se lo propone el bocón y borracho de poder de la ultra derecha, es inconcebible si se considera que como antecedente, siempre se nos vendió la asombrosa trayectoria de quien sus ovejas llaman “científica” o “maestra”, aunque hasta el momento sólo haya demostrado ser obediente seguidora de las indicaciones que le manda desde La Chingada, el rancho donde descansa y escribe un libro, su gurú, mesías, pastor, hacedor, mentor, líder espiritual todo poderoso, antecesor.
Las bravatas sobre imponer nuevos aranceles que movieron a una respuesta epistolar fue otra ridiculez presidencial, y sólo sirvió de acicate para que se recrudecieran los lances intimidatorios y amagues, esos sí sustentados en el respaldo de millones de estadunidenses de carne y hueso, para ir sobre los migrantes.
Y, más aún, el ataque frontal y formal de combatir en calidad de terroristas a los capos del crimen organizado que viven en el paraíso que han convertido de México con la complicidad de Morena y sus autoridades para sus ilícitas actividades.
Porque de la actitud contestataria, timorata y endeble pero de chiquilla respondona, la Señora Presidente debió pasar a la acción por demás zalamera y de culpabilidad reconocida, como son los decomisos de mercancía ilegal proveniente de China, la clausura de un inmueble en la capital del país donde se comercia toda clase de artefactos llegados desde ese asiático destino y el anuncio crucial que se investigarán a quienes desde las aduanas, permiten el paso indiscriminado de estas mercancía y otras muchas más.
Pero no sólo eso, las lumbreras de Palacio Nacional se inventaron por igual que como efecto de la reacción obligada ante la carnicería que libran células criminales en Sinaloa y la inoperancia del rebasado Rubén Rocha Moya, narco gobernador y cómplice de todas las atrocidades que ahí se registran, surgiera un “decomiso histórico” de fentanilo con lo que por igual buscaron acallar los mordaces señalamientos de contubernio oficial que prevalece entre narcos y autoridades surgidas de Morena.
Cantidad inimaginable y por supuesto, no comprobada con hechos tangibles como no sea el “parte” oficial difundido profusamente en los medios domesticados a su alcance, con los que la autoridad federal se dio un balazo en los dos pies pues con ello hecho por tierra la reiterada salida que tuvo Andrés Manuel López Obrador quien siempre negó que en México se produjera fentanilo.
Claro que en el ámbito binacional este ardid oficialista fraguado desde las catacumbas de la residencia presidencial, tuvo como respaldo la felicitación que el cada vez más desfigurado y endeble Joe Baden, hizo en uno de sus últimos pronunciamientos como mandatario saliente de los Estados Unidos pero de los republicanos y su presidente en ciernes, nada, absolutamente nada.
Y cuando la primera mujer en presidir este país pensó que las aguas se habían calmado y el furibundo Donald Trump iba a cambiar de pera loca a quien golpear en sus ejercicios de calentamiento mientras llega su toma de posesión…
¡Tómala!, que se viene el nuevo embate de belicosidad misógina con la infidencia sobre una llamada telefónica sostenida al recrudecerse el amague de incrementar los aranceles y donde el lenguaraz magnate metido a político volvió humillar a su contraparte mexicana.
-¿¡Por qué me haces esto!?, señaló jocoso Trump al exhibir la frase toral que forma parte del reclamo que Claudia Sheinbaum le hizo…
-El Presidente electo comunica “a su manera” pero no ocurrió así… No vamos a cerrar la frontera, respondió medrosa la aludida.
Esto porque Donald Trump habló en Long Island, Nueva York, donde fue homenajeado en los Premios Patriotas anuales de la plataforma de Fox.
“Ella me dijo: ‘¿Por qué me estás haciendo esto?’. Yo le dije: ‘No. Sólo estoy poniendo muchos aranceles (a las importaciones de México) porque (ustedes) están permitiendo que los criminales ingresen a nuestro país, y ya no podemos permitir eso’”, alardeó el patán petirrojo.
Ante ello la mandataria mexicana respondió durante la marranera que Trump tiene su manera de comunicar. “Fue como cuando tuvimos la llamada y él hace una publicación donde dice que vamos a cerrar la frontera. Nunca se habló de eso en la llamada”, resaltó.
“No voy a entrar tampoco a un debate. Él tiene su manera de comunicar, esta forma. Pero pueden tener la certeza las y los mexicanos que nunca vamos a agachar la cabeza ni a ser indignos en una conversación”, pontificó a manera de clausura de este falso debate.
Pero esto no terminaría así, ni sería el último capítulo de estos rounds de tanteo como se dice en el argot boxístico porque de nueva cuenta, el rijoso sugirió que México y Canadá deberían y sumarse a la lista de las 50 entidades que componen la Unión Americana, ante la millonaria cantidad de dólares con que son subsidiados.
Desde su patíbulo marranero vino la respuesta investida de ese patrioterismo trasnochado que a nadie conmueve y declaró que los subsidios de los que habla Trump corresponden a un tema de incremento de las exportaciones de México a Estados Unidos, que son ya más que las importaciones.
Además de alardear el gastado discurso que somos un país libre y soberano y que se defenderá con unidad nacional -ahora sí parece tomar en cuenta a los millones que desoye y desprecia cuando de destruir al México institucional se refiere- para por fin dar paso a la sensatez, al menos un destello de ella, y anunciar que abandonaría el diálogo que se está desarrollando con Donald Trump a través de los medios de comunicación.
Mientras eso sucede la duda que prevalece es si los 36 millones de limosneros del bienestar que los apoyan irían en la primera reserva para enfrentar la eventual invasión del imperialismo yanki, habrá una gran cruzada nacional para que todos aprendan bien la letra y música del himno nacional a entonar cuando “masiosare” el extraño enemigo profanara con sus plantas nuestro suelo y cómo meter a este ejército cuatrotero a todos los lastimados por el atropello de poder que comete y sigue cometiendo Morena y sus promiscuos aliados en el Poder Delincuentivo (no más legislativo).
Ya no se diga, satisfacer el morbo sobre qué división estratégica ocuparían los narcoaliados de la narconación amenazada y si habría tregua para que no sigan ejecutando a mexicanos que al cierre de este despacho sumaban ya 5 mil 504 en sólo 76 días del sexenio transcurrido, tomando en consideración que bien podrían hacer falta al momento de defender lo que nos queda de patria libre.
Vale..