Jorge Hidalgo Lugo
Ante la ola incontrolable de ejecuciones y contaminación permanente del crimen organizado al proceso electoral en marcha, cada vez son más las voces que alertan sobre la urgente intervención del gobierno federal a cargo de Andrés Manuel López Obrador, para que cumpla con su ineludible obligación de garantizar comicios democráticos y dentro de un marco de civilidad política, apegado al estado de derecho que se presume aún nos rige.
Pero el tabasqueño prefiere jugar al mico que no ve, ni oye aunque sí habla con lujo de improperios, amenazas y ataques contra todo aquel que le sirva de pretexto en sus evasivas cotidianas.
Con la macabra cifra de 180 mil 947 ejecutados que al cierre de este despacho se daba en la estadística oficial así como que haya insistentes llamados de alerta por la injerencia de los narco aliados que ya inciden en más de 100 municipios y otros tantos distritos electorales federales de los 300 que estarán en disputa, para el opresor y su proyecto son temas que no merecen atención en la agenda y en cambio se lanza a la yugular de medios de comunicación, periodistas y organismos internacionales como la ONU y la OEA, de ser aliados a sus enemigos políticos y que por eso “lo atacan”.
La paranoia del macuspano es tal que ahora tenemos un nuevo frente abierto en el plano diplomático pues sus alardes pendencieros y proclividad socialistoide, tienen a México contra la pared, las inversiones extranjeras penden de un hilo y, sobre todo, las represalias migratorias se acrecientan a extremos que Canadá ya obliga a connacionales tramitar visas para ingresar y los vecinos del norte, alistan las garras para deportaciones masivas y bloqueos arancelarios a productos de exportación, para dar un estate quieto al déspota que entrega los recursos sin restricción alguna a Caba y Venezuela, para quedar bien con Rusia.
Pero todo esto le inquieta menos que un salpullido al picado por alacrán venenoso, pues López Obrador y sus cómplices del Verde Ecologista y Partido del Trabajo, mantienen inalterable el rumbo para consumar la narco elección que les garantice continuidad, imponer la dictadura perfecta y así desaparecer los equilibrios, órganos electorales y Poder Judicial, que hoy tanto les estorban.
Sin embargo, son crecientes las voces de alerta y preocupación que se alzan como es ahora el mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano que llama a las autoridades del INE, Tribunal Electoral Federal y Fiscalía especializada en delitos electorales a “actuar con apego a la imparcialidad y la justicia, con ética y competencia profesional, para garantizar que el proceso se desarrolle con plena legalidad y con oportuna corrección a las anomalías que pudieran presentarse”.
En el documento que está fechado el 3 de marzo desde la Ciudad de México y con las firmas de respaldo del Arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López en su calidad de presidente y el Obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, secretario general; la alta jerarquía católica exhorta por igual al Ejército, Marina, Guardia Nacional, para que “garanticen la protección y el ambiente de paz, de tal manera que eviten por motivos electorales, las agresiones, los atentados, y los lamentables asesinatos de candidatos, políticos, familiares, periodistas y demás ciudadanos”.
Bajo el título por demás alusivo a lo que ofertaron hace seis años quienes hoy destrozan al país, denominado “Por el bien de México, primero la democracia y el Estado de derecho”, los obispos dirigen su mensaje a la Nación Mexicana luego de considerar que la democracia electoral mezclada con la delincuencia organizada, es un binomio totalmente inaceptable, es un signo de la más deplorable corrupción que se debe evitar a toda costa.
En su documento de cuatro cuartillas, los más de 120 obispos que integran la Conferencia del Episcopado Mexicano alertaron sobre lo grave que sería pactar con el crimen organizado y grupos delincuenciales, para aparentemente celebrar unas elecciones tranquilas y civilizadas, por lo que llamaron con energía a celebrar en paz las campañas electorales e invitaron a los ciudadanos a evitar la apatía, la indiferencia y el abstencionismo.
“Las condiciones por las que atraviesa el país desafortunadamente no son las mejores, pues es evidente que desde hace tiempo nuestros problemas son muchos en materia de seguridad, desigualdad social, crecimiento económico, insuficiente empleo formal y digno, cobertura y calidad educativa y de salud, migración, polarización social, y otros problemas”, consiga la jerarquía católica en su mensaje.
También dejó en claro que se requieren campañas electorales que favorezcan el ejercicio del voto libre, informado y secreto, “sin manipulaciones ni engaños, sin injerencias indebidas de las autoridades gubernamentales ni de cualquier índole”.
“Es fundamental una colaboración estrecha entre las autoridades y la sociedad para garantizar que el crimen organizado no encuentre espacio dentro de las dinámicas electorales”, suscribieron.
Ante ello la tibia respuesta de López Obrador fue con la socarronería que le caracteriza y lejos de anunciar acciones que indiquen una decisión firme de cumplir con lo que por ley está obligado su gobierno, evadió el bulto con el rechazó que haya algún riesgo de retroceso democrático en el país, según sus particulares apreciaciones.
Evasivo, argumentó que no va a polemizar con los jerarcas de la Iglesia Católica porque puede ser estrategia de algún publicista relacionado con el proceso electoral que está en curso.
“Cuando dicen, con todo respeto, de que va a haber un retroceso democrático pues no entiendo, porque apenas estamos dando los primeros pasos hacia una democracia verdadera, auténtica, porque el tiempo en el que supuestamente había democracia se produjo una monstruosa desigualdad económica y social y los que se beneficiaron fueron los potentados”, replicó.
Por si fuera poco, en un alarde burlista y prepotente, respondió a la preocupación del clero con la fofa argucia que “actualmente la vida política del país es distinta porque se beneficia con prioridad al pueblo y no a los potentados”.
Todo sin contar que por otro lado abrió fuego mediático en contra del alto comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, de estar en su “contra” ante las denuncias que se acumulan por la violencia desatada en México con motivo del proceso electoral.
“El alto comisionado es muy, con todo respeto, muy tendencioso, está en contra de nosotros y hace comparsa con los que quieren demostrar que México es un país muy violento. Ya ven lo que hacen nuestros adversarios y los medios de manipulación”, arguyó irónico.
La iracundia de López Obrador obedeció a que el comisionado en comento, al referirse sobre lo que está sucediendo en México y se vislumbra para el domingo comicial, pidió en Ginebra se ponga particular atención en la comunidad democrática mundial ya que “este país se encuentra inmenso en un ejercicio de los derechos políticos y civiles que deben salvaguardarse de la violencia”.
Esto bajo el contexto que la consultora Data Int documentó con cifras precisas la lacerante realidad que se vive en México, pues en menos de una semana del arranque oficial de las campañas políticas suman 20 personas ejecutadas que aspiraban a un cargo de elección popular, mientras en lo que va del año electoral, en total ya han victimado a 76 personas potencialmente vinculadas al proceso.
Con ello, son ya 20 por ciento más los ejecutados por el crimen organizado que en los comicios de 2021 donde sobresalen Guerrero y Michoacán, amén de la cifra de desaparecidos que ya pasó de 35 mil a 114 mil durante el narco gobierno que se aferra al poder, como lo alertó Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México.
Bajo este escenario la respuesta sigue estando en manos de los principales actores, los votantes, quienes tendrán la oportunidad de defender al México libre y democrático hoy en estado comatoso o ceder la llegada del México autoritario y opresor que perfila el partido de Estado y la nueva mafia en el poder.
¿Así o más claro? ¡Tú decides!