Ya no importa si Bedolla se va o se queda

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Juan José Rosales Gallegos

¿Qué pasó el viernes 16 de agosto en las instalaciones de la XXI Zona Militar de Morelia, Michoacán?

En su rueda de prensa de este lunes 19 de agosto, Alfredo Ramírez Bedolla lo expuso con toda claridad. Los argumentos confirman el escenario adverso que enfrenta el joven gobernador repudiado por los liderazgos del Movimiento que lo convirtió en titular del ejecutivo del estado.

Bedolla soñó un futuro prometedor y un proyecto político de largo alcance, pero terminó en cacique local con fecha de caducidad muy próxima.

La reunión del viernes 16 de agosto puede ser catalogada entre las más importantes del proceso de transición del gobierno federal.
Presidida por el presidente en funciones y la presidenta electa en la cual participaron, las secretarias de Gobernación y Seguridad; los titulares de la Secretaría de Marina y Defensa Nacional con el Jefe del Estado Mayor Conjunto, y los responsables de las áreas de Inteligencia. La primera sesión de trabajo de Claudia Sheinbaum con el gabinete de seguridad.

Alfredo Ramírez Bedolla fue convocado por un gesto de cortesía o para tratar un tema muy personal y privado. Ningún otro funcionario del equipo de trabajo del gobernador de Michoacán estuvo presente. Era él y nadie más.

Lo que el bunker ideológico del gobierno michoacano informó al concluir el cónclave fue ridículo, lacónico e inútil, ¡estamos muy contentos porque se vienen cosas buenas para Michoacán!, presumieron.
Michoacán no fue tema, las decisiones y alianzas de Bedolla sí lo fueron. De la zona militar el gobernador salió cabizbajo sin respaldo, ni apoyo o “cosas buenas”.

Se esperaba la rueda de prensa del gobernador este lunes para conocer los acuerdos que se habían logrado en el tema de seguridad, la forma en la que el estado y la federación iban a combatir de manera frontal las extorsiones, los homicidios y la presencia del crimen organizado en toda la entidad; que presumiera tener el apoyo incondicional de López Obrador y Sheinbaum.

Inició la rueda de prensa con Claudio Méndez y sus datos inútiles sobre el precio de la canasta básica; siguió Roberto Arias hablando del nivel de las presas; luego, la secretaria de Educación Gaby Molina expuso los datos del inicio del ciclo escolar. Llegó el momento de las preguntas.

El primer cuestionamiento fue sobre el anunció de Sheinbaum de desaparecer la USICAMM; luego sobre el Sistema Estatal Anticorrupción; siguió una pregunta sobre el tianguis de limón en la tierra caliente y por fin, llegó, ¿qué pasó el viernes? Ramírez Bedolla respondió sin dudar, “el tema fue la seguridad, una reunión donde se revisó la estrategia nacional. Fue la primera reunión de seguridad donde participa la presidenta electa. Cada dependencia le dio a conocer la estrategia que implementó en el país”.
Y luego presumió que Michoacán se encuentra (según Rosa Icela Rodríguez) en el séptimo lugar del número de homicidios que se cometen en el país. Fue todo.

La siguiente interrogante fue sobre la manifestación de trabajadores del Poder Judicial Federal; luego, otra vez, USICAMM; el riesgo de las presas al desfogarse; Planta Tratadora de Agua de Atapaneo, del municipio de Morelia.
Increíble, le preguntaron sobre la escases de atletas michoacanos en los Juegos Olímpicos; los requisitos para participar en la elección de jueces y magistrados; la jornada laboral a 40 horas y fue todo.

El gabinete de seguridad federal en pleno tuvo su primera reunión de trabajo con la presidenta electa en Michoacán, estado que enfrenta una de las peores crisis de seguridad en su historia, ¿y no dijo nada el gobernador?

Queda claro que, es intrascendente si Alfredo Ramírez Bedolla continúa o deja la titularidad del Poder Ejecutivo del estado. Ya no está.

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