Rueda de Molino/En Morena, como cuando se juntan las mulas, sólo las patadas se oyen

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Jorge Hidalgo Lugo

Sin conducción, ausentes los liderazgos o no visibles al menos, el proyecto de Morena comienza a sufrir un resquebrajamiento notorio y por más que en la discursiva del tirano se hable de “unidá” y “fortaleza” con la que presume van a arrasar en los comicios del año entrante, en los hechos el fuego amigo sube de intensidad.

En tanto #EsClaudia libra sus propias batallas contra las decisiones de lo que queda del Instituto Nacional Electoral -confiable y no a las órdenes del obradorato-, en varios frentes son los propios cuatroteros de viejo y nuevo cuño, quienes se enfrentan en una lucha donde no se ve quién pueda apaciguar los ánimos, mucho menos siente en la mesa de los acuerdos a los rijosos.

Enconados son los lances que se registran no sólo en donde se presume todo marcha viento en popa como es la Ciudad de México, en donde el “corcholato” de la ex jefa de gobierno arrasa con todos los morenistas a su paso y éstos a su vez, le cuestionan su reciente pasado priista y hasta satanizan su formación policiaca-militar.

Omar García Harfuch, con la aplanadora mediática a su disposición -cuyas facturas se cobran en la tesorería del gobierno capitalino ahora a cargo de Martí Batres Guadarrama-, transita en aparente sosiego y no hace caso a los embates que le lanzan los duros afines a Clara Brugada y hasta quienes creen en la posibilidad que el desubicado e irresponsable Hugo López-Gatell Ramírez logre la candidatura por ser el “alfil” del payasito de Palacio Nacional.

Es tal el desparpajo del hijo de la actriz María Sorté y el soldado del PRI, Javier García Paniagua, que se ha sacudido como le ha venido en gana su heráldica que abrevó insaciable desde del tricolor y hoy incluso hace alarde de optimismo al declarar que buscará lograr que los más radicales de la izquierda “abracen a la policía y el Ejército”.

Ello aunado al desmarque insistente que surgiera desde la propia afirmación pública que hizo Alejandro Encinas en su calidad de presidente de la Comisión de la Verdad, sobre que el nombre del exfuncionario capitalino aparece en los dos informes que se han presentado sobre el caso de los desaparecidos de Ayotzinapa, hoy bateado por el jonronero tabasqueño.

Encinas también mencionó que leyó una declaración que el mismo Omar García Harfuch realizó en torno al caso y afirmó que esto sería parte del proceso que se estaría desahogando.

Sobre ello, indicó que el nombre de García Harfuch aparece tanto en el primer como en el segundo informe de la Comisión de la Verdad: “Está tanto en el primero, como en el segundo informe en donde evidentemente no están los nombres completos, pero sí aparece. Está en el reservado… Así de concreto”.

Claro que ante el revuelo que esto comenzaba a levantar debió entrar como bombero atómico el déspota desde su lujoso palacio virreinal, para exculpar de golpe y porrazo al que pensaron iban a quemar en la pira mediática los cuatroteros desplazados por la imposición que vislumbran, viene con todo el peso de quien hoy ostenta el bastón de mando que con eficaz control remoto le puso en las manos su gurú macuspano.

Así en lo que se consideraba el paraíso de Morena y que fue herido en la elección del 2021 con el triunfo opositor, los golpeteos siguen a toda hora y por los medios a su alcance, sobre todo en redes sociales, desde donde ya se da por descontado que el cachorro del priismo revolucionario y con formación castrense desde la cuna, será otro ejemplo más de la incongruencia que tienen los que dicen combatir a los corruptos del pasado, pero recolectan los desechos tóxicos que encuentran en ese basurero histórico que parece inagotable.

Mientras que en la Ciudad de México se dan el quien vive en eso de lanzarse escupitajos al rostro entre miembros de la misma familia, en Michoacán los focos rojos se encendieron y en este narco estado, no hay tregua alguna que puede asomar ante el abuso de poder que hace quien se benefició de la tómbola morenista para alcanzar el Ejecutivo, alentado por gente ajena y acomodaticios que hoy figuran en el círculo de privilegiados soplanucas, llegados, para no variar, del PRI, PAN y PRD.

Alfredo Ramírez Bedolla no sólo está en la mira de Claudia Sheinbaum quien le tiene facturas pendientes por cobrar, sino que combate a brazo partido a la gente que apoyó y forma parte del equipo de operadores que tiene la que llaman rimbombantemente “Coordinadora de Defensa de la Cuarta Transformación” en Michoacán.

El bedollismo tiene en la mira a Raúl Morón y Leonel Godoy, para no dejar que prosperen las encuestas que aseguran, deberán determinar las fórmulas de candidatos al Senado de la República, diputaciones federales, locales y principales alcaldías en disputa.

Morón Orozco quien fuera despojado de la candidatura y le cayera sin el menor esfuerzo a Ramírez Bedolla, no se le acerca a su nicho por el tufo de traidor que despide, pero ha dicho que en todos los casos el (des)gobernador michoacano cuando impulse propuestas, le harán frente con sus propias fórmulas y que sea la encuesta del movimiento, las que determinen quienes serán sus abanderados.

No a las candidaturas por consigna, recomendación o compromisos personales, ni de grupúsculos, es la indicación inalterable del grupo que por delante pareciera tener ventaja, pues el aún diputado federal por Lázaro Cárdenas, tiene a su cargo un de las cinco coordinaciones de estados para organizar a los comités en apoyo a favor de #EsCaludia, y en la que le tocó está paradójicamente, Michoacán. En tanto que el sacrificado Raúl Morón es de los cuadros más cercanos a la corcholata preferida de su profesor, pero además trae ligas poderosas con gobiernos como el de Hidalgo y Estado de México, de donde sacará lo necesario para poder combatir el atropello económico que ya hace Ramírez Bedolla con las arcas estatales a su total e impune disposición.

En este escenario lo que no surge hasta el momento es el liderazgo nacional ni estatal que intervenga para imponer orden entre las tribus antropófagas que andan con el canibalismo a flor de diente.

Así mientras la oposición, si es que existe aún, vive adormilada y literalmente ausente, los cuatroteros se destrozan entre sí en espera quizá que sea el propio opresor que tiene a México destruido y desangrando, quien salga a poner orden y apaciguar a los que deba.

Lo que es un hecho, por lo menos hasta el momento, es que la operación cicatriz que deberá aparecer en el corto y mediano plazo, va a requerir de cirujanos de alta especialidad político-partidista, porque las heridas que van abriendo no son de las que se restañan con vendoletas y merthiolate.

Pobre y deprimente espectáculo que dan las ambiciones por usufructuar el “pinshi” poder morenista y en este escenario, como decían los antiguos, hay que parar oreja porque entre mula y mula, ¡sólo las patadas se oyen!…

Vale…

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