Teuchitlán, una de las expresiones más crueles de maldad y miseria humana en nuestro país: CEM

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Redacción/A7

La Conferencia del Episcopado Mexicano, expresa su profunda indignación y dolor ante el reciente descubrimiento de un campo de entrenamiento y exterminio del crimen organizado en el Rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco. Este hallazgo que incluye crematorios clandestinos, constituye una de las expresiones más crueles de maldad y miseria humana que hemos presenciado en nuestro país.

Como pastores de la iglesia en México:

  1. Denunciamos con profunda preocupación que existan muchos lugares como este nuestra nación, los cuales son sitios donde se han cometido los más graves delitos contra la humanidad. Estos actos atentan directamente contra la dignidad sagrada de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios.
  2.  Señalamos que estos hallazgos ponen en evidencia la omisión y responsable de autoridades gubernamentales de los tres niveles ante uno de los problemas más críticos que enfrenta al país: la desaparición de personas. Esta realidad exige una respuesta inmediata, contundente y coordinada del Estado mexicano.
  3. Manifestamos nuestro extrañamiento porque mientras se presume que bajan un 15% los asesinatos dolosos, se trata de ocultar que crecen en 40% las desapariciones. Desafortunadamente la mayor parte de estas víctimas son nuestros jóvenes.
  4. Reconocemos y exaltamos la extraordinaria labor de las madres buscadoras y distintas organizaciones ciudadanas que impulsadas por su dolor valentía y tenacidad son las que verdaderamente consiguen avances en la búsqueda de sus seres queridos y realizan hallazgos decisivos que mantienen vivo el clamor por la justicia. Su testimonio nos interpela a todos como sociedad.

 Exhortamos respetuosamente a las autoridades a:

  1. Investigar exhaustivamente estos hechos con transparencias y eficacia.
  2. Dejar de evadir su responsabilidad o de intentar ocultar esta realidad.
  3. Fortalecer urgentemente entre los tres niveles de gobierno los mecanismos de búsqueda e identificación de personas desaparecidas.
  4. Implementar políticas efectivas que prevengan estos crímenes atroces y garanticen la no repetición. Como sociedad y como nación, debemos comprometernos a un rotundo nunca más.
  5. Romper definitivamente con las alianzas que pudieran existir entre el crimen organizado y algunos ambientes políticos para liberar a México de esta decadencia moral.
  6. Ofrecemos nuestra participación en espacios de diálogo y colaboración para atender esta crisis humanitaria acompañar a las víctimas y contribuir a la reconstrucción de tejido social tan lastimado por estos actos de violencia extrema.

En estos tiempos de cuaresmas, invitamos a toda la comunidad católica a intensificar la oración por las personas desaparecidas y sus familias a solidarizarse efectivamente con los colectivos de búsqueda y trabajar juntos para la construcción de la paz.

La iglesia católica en México renueva su compromiso de ser voz de los que no tienen voz y de colaborar incansablemente en la construcción de un país donde prevalezca la justicia la verdad y el respeto y restricto a la dignidad humana.

Ramón Castro Castro.

Obispo de Cuernavaca

Presidente

Héctor Pérez Villarreal

Obispo Auxiliar de México

Secretario General

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