Arturo Hernández Gutiérrez
La impunidad puede transformar al delincuente común en un peligroso monstruo social y -en política- resucitar cadáveres o rehabilitar desahuciados.
Esta frase viene a cuento por lo que está sucediendo en Michoacán, con la reaparición del exgobernador Silvano Aureoles Conejo, tras una notoria y larga ausencia del escenario estatal y nacional.
En ese lapso, se elaboraron diversas narrativas sobre su paso como titular del Solio de Ocampo, la mayoría negativas y que perfilaban problemas legales múltiples para este último.Muchas de ellas fueron tejidas e impulsadas por el morenista Alfredo Ramírez Bedolla y su primer círculo de colaboradores, antes y después de los comicios que le dieron el triunfo en la elección para gobernador del estado en 2021.
La vehemencia del discurso bedollista convenció a más de uno de que iría a fondo en las investigaciones sobre la cascada de denuncias sobre presuntas irregularidades cometidas por Aureoles Conejo y colaboradores en la mayoría de sus encomiendas como funcionarios públicos.
Con bombos y platillos, el actual titular del Ejecutivo michoacano anunció, en los albores de su gestión, la creación de una Unidad de Inteligencia Patrimonial estatal, como eje para investigar y castigar la corrupción de la administración que le precedió, con Aureoles Conejo a la cabeza.
La promesa fue formulada hace casi un año. Ramírez Bedolla prácticamente ni se refiere a ella. En el imaginario social gana espacio la idea de que no habrá acción legal alguna, más allá del discurso.
¿Si las evidencias sobre el cuantioso desfalco a las arcas publicas federales y estatales eran tan contundentes, por qué no se ha procedido?¿Qué detiene a Ramírez Bedolla y a la Federación para ir contra el exgobernador y sus cómplices en muchas irregularidades denunciadas por ciudadanos de a pie e, incluso, expulsados y desertores de las filas del gobierno silvanista y del cuasi extinto Partido de la Revolución Democrática?
El caracuense de nacimiento y zitacuarense de cuna política confía tanto en que el brazo justiciero no lo alcanzará, de manera tal que ha reactivado su protagonismo en las últimas semanas y, en el mejor drama surrealista, perfila sus ambiciones presidenciales para la elección de 2024.Para esto último, ha reactivado a sus operadores políticos en varios puntos del país, en especial en Michoacán en lugares donde sus huestes se camuflajearon, a la espera de la orden de su jefe para actuar como quintas columnas y organizar lo que ellos califican como “revancha” ante la 4T.
Los topos silvanistas operan fuertemente en varios municipios del oriente de Michoacán, como aviadores en nóminas de más de un ayuntamiento.
Este columnista conoce varios casos de un operador que cobra en Zitácuaro, Angangueo y el Senado de la república, precisamente como asesor del perredista Antonio García Conejo.
La ofensiva silvanista por recuperar, en primera instancia, espacios públicos en disputa en el estado y los poderes legislativos federales en 2024, e incluso ganar la presidencia del país, ya está en curso y el operador arriba mencionado sube anónimamente y con regularidad mensajes a las redes sociales, denostando a quienes pueden ser un obstáculo para las ambiciones del grupo del exgobernador.
Paralelamente, personajes denostados, municipal y estatalmente, como el exedil zitacuarense, exsecretario de Gobierno y excandidato perdedor a la gubernatura, Carlos Herrera Tello, se placea aquí, allá y acullá, vendiendo la idea de que será aspirante al Senado en 2024.Socio de Aureoles Conejo intro y extra función pública antes y durante el sexenio del caracuense, Herrera Tello, bajo la careta de la pluralidad y tiempos sin ideologías, coquetea con el PAN, MC y quien se deje para estar en la boleta electoral por un escaño. Este día, 15 de agosto, precisamente en el Teatro Juárez de Zitácuaro, a escasos metros de un predio familiar y a propósito del primer informe de gobierno del edil Juan Antonio Ixtláhuac, el polémico empresario constructor, acusado hacen pocos años en CDMX por obras onerosas y fantasmas, cruzaba con propios y extraños sonrisas y parabienes, como un reciente triunfador.
Si Aureoles Conejo y Herrera Tello confían tanto que sus polémicos y cuestionados pasos como gobernador y encargado de la política interna de Michoacán, respectivamente, no tendrán consecuencias legales ante la multiplicidad de evidencias y denuncias, la pregunta es para Ramírez Bedolla:¿Gobernador, mintió o qué le impide proceder en este escandaloso caso de corrupción?
La impunidad, cierto, puede transformar al ladrón callejero en capo y al cadáver o desahuciado político en líder de un grupo que puede alcanzar, en México, importantes posiciones en los tres niveles de gobierno.